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calle de Ahorcadito. (Esta leyenda se ha

perdido).

De la Linares a la lllampu (antigua ca–

lle Aroma), calle de

Larcapata.

De la calle Jiménez, torciendo en Cha–

picalle, hacía el sudoeste, a la Garita de

Lima (antigua calle de la Carretera), se

denominó calle del Rancho de San Fran–

cisco, hasta Chapicalle.

De la plaza de Caja del Agua, donde se

colocó la primera fuente que hubo en La Paz

y que se llamó

huajra-pila,

porque el caño

era de cuerno de buey, al camino de Acha–

chicala, donde se realizan las hondeaduras

semanales entre los vecinos de Churubam–

ba y Caja del Agua, se llamaba

Cusipata.

De la misma plazuela de Caja del Agua

al antiguo Campo de Marte situado en las

faldas del Calvario (donde se realizaban

las famosas ferias anuales de animales, las

hondeaduras del día de la Cruz, que ter–

minando en pandillas que bailaban en la

plaza mayor) se llamaba calle de Caja del

Agua.

De la calle de Junín hasta la plazuela

de Caja de Agua, hoy calle Catacora, que

sigue casi contra el cerro, se llamaba calle

de

Carcantúr.

o de Ariñez. Todo este barrio

fué

en un lejano tiempo el asiento de los

más caracterizados criollos. Por allí vivie–

ron muchos de los protomártires de la in–

dependencia, como Manuel J oseph Cosío,

alias el

Mazamorra;

el ahogado Basilio Ca–

tacara, oriundo de la ciudad de La Plata,

que vino a establecerse en La Paz, y cuyo

nombre lleva hoy dicha calle; Carlos To–

rres, el

Siete jetas,

y muchos más.

Del

charo

de

Mejahuira

hasta la trinche–

ra de Caja del Agua, hoy calle Sucre, lla–

mábase, calle de Hospicio y del Cuartel

Nuevo. Seguían las calles de Carcantía y

Caja del Agua.

Del

charo

de

Mejahuira

a la calle Jaén,

por la actual calle lndahuro, se denomina–

ba calle de Mejahuira, de San Martín de

los Baños, de Landaveri y de la Cruz Verde.

Toda ella llena de leyendas románticas que

se pierden en los más remotos tiempos de

La Paz. San Martín fué un noble limeño

que compró la vara de Corregidor de La

Paz, por dos mil pesos, para establecerse

en nuestra ciudad, huyendo de los nublados

de la ciudad de los Virr:eyes. Quería gozar,

según dijo del sol de La Paz antes de morir–

se. De la Cruz Verde hay varias 'leyendas.

La Plaza San Francisco a comienzos del siglo actual.

La última cuadra de la actual lndaburo, se

llamó de la Cruz Verde. Ocurrió que en

las dos esq1,1inas d·e entrada a dicha vía,

habitaban frente a frente dos curas con sus

respectivas barraganas. Los vecinos coloca–

ron una Cruz en cada esquina para ahu–

yentar al demonio. Al final, se colocó un

crucifijo muy grande en la pared de la

casa que después fué de la familia Ortega.

El sitio se llamó Cruz Verde. Allí comen–

zaba el callejón

Cabracancha,

donde está

la casa que habitó el protomártir Pedro Do–

mingo Murillo. Hoy se llama calle Jaén.

Dicen que en una ocasión ·en que se condu-

La fiesta de Alacitas el año 1922.

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