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~odas

que iba a terminar · en el campo de

Panticirca,

camino de Chacaltaya. Cada

cuadra trazada era bautizada por el capri–

cho popular, y las calles tomaban denomi–

naciones de esquina a esquina, con nombres

caprichosos y pintorescos que caracteriza–

ban alguna particularidad de la ciudad o re–

cordaban algún suceso o vecino muy cono–

cido. A los barrios se les denominó después

"cuarteles", y poco a poco, a medida del

desarrollo urbano, s-e los fué designando por

alguna referencia genérica o por el nombre

de las iglesias y conventos que se levanta–

ban.

De una esquina a otra se llamaban "cua–

dras" y cuatro cuadras circundantes for–

maban una "manzana", que llamaron "is–

la" los limeños y habaneros. Como la

población era indígena ·en su mayoría, fue–

ron los nativos aymaras los que se encarga–

ron de bautizar las calles con nombres ver–

náculos. De ahí vienen las denominacio–

nes pintorescas de

Chapi-calle

(calle de los

espinos) ;

Supay-calle

(calle d·el diablo) ;

callejón

Chamaco

(callejón oscuro) ; calle

Guaña-pila

(fuente seca) y tantas otras que

apuntamos adelante, en la nomenclatura de

las antiguas calles. de La Paz.

Paniagua trazaba las vías públicas apro–

vechando los lugares planos, pues el valle

era lleno de promontorios, colinas y ria–

chuelos. En las crónicas viejas de la ciudad

se lee a menudo que para construir una

casa o un templo, o para abrir una ·calle,

había que derribar una colina, como ocurre

hasta hoy en los ensanches de la ciudad;

pero sus esfuerzos urbanistas se hallaban

limitados en esa época por el cauce profun–

do del Choqueyapu, hasta que el alarife

mandó construir el primer puente que co–

municaba el llano de Churubamba con el

campo de los

Alcañices.

Audazmente cruzó entonces por esta se–

gunda planicie, trazando la calle

Real,

la

actual calle

Co.mercio,

cuya última cuadra

antes de llegar a la plaza mayor se deno–

minó la calle

Mercaderes.

Siguió la misma

ruta de la calle

Real,

hasta encontrar el lla-

mado campo de los

Alcañices,

donde tuvo

lugar la ceremonia de la fundación de la

ciudad, y trazó un cementerio en el sitio que

fué d·espués el convento de la Merced, y el

:frente una plazuela que al correr de los

años se llamaría la Plaza de la Ley. Señaló

al mismo tiempo las calles paralelas y trans–

versales del segundo plano o ensanche de

la ciudad. A una de esas calles paralelas

de la Real, la llamaron los vecinos, calle

Chirinos,

en recuerdo de uno de los funda–

dores de La Paz, don 'Fernando Chirinos,

que en unión de don Juan de Rivas esta-

. bleció la primera fábrica de paños o baye–

tas a una legua de la ciudad, en el

lugar llamado Sailamilla, y luego otros

varios telares, que por razón de esta

industria lo llamaron el Obraje. Los más

célebres obrajes :fueron los que se ha–

llaban bajo la dirección de los jesuítas. El

trabajo de los obrajes, especi·e de primiti–

vas fábricas textiles, era forzado. Una es–

pecie de servicio obligatorio. Cuandd la

sublevación de Tupac Amaru, entre las co–

sas que pidió fué la destrucción de estas

cárceles inmundas. Las ordenanzas del Vi–

rrey Toledo, dispusieron que en lugares

donde hubieran obrajes, y por consiguiente,

obligación de trabajo, los indios estarían

exentos de las mitas.

El almacén de venta de los productos de

Chirinos quedó establecido ·en la esquina

que se halla enfrente de la escalinata del

actual palacio de Justicia. Chirinos, regidor

del Cabildo por muchos &ños, fué un in–

dustrial y comerciante honorabilísimo.

En cuanto al puente de acceso al campo

de los Alcañices por la calle Real, cons–

truído por Paniagua en el lugar de la pie–

dra de la

Paciencia,

que se llamó después

puente de las

Concebidas,

fué destruído...en

el sitio de La Paz por Tupac Catari, cuan–

do la inundación de la ciudad. En una plan–

cha de bronce tenía esta ley·enda:

"Pons

viatóribus aere pub facte".

La nomenclatura de las antiguas calles de

La Paz fué hecha por primera vez, hace se–

tenta años, por don Leonardo Lanza, y se

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