RIVAS, JUAN DE
~- 1584)
U
no de los fundadores y primeros veci–
nos de La Paz. Asistió al cabildo habido en
Laja, días antes d·e la fundación de la ciu–
dad. Fué designado Procurador de ésta.
Más tarde se le nombró Regidor del Ca–
bildo, cargo desde el cual llevó a cabo al–
gunas de las más urgentes obras requeridas
por la naciente población. El primer servi–
cio de aguas, o sea, la colocación de fuentes
en los sitios públicos, fué obra suya. El
primer convento en La Paz, el de los agus–
tinos, se levantó en los solares que, en
d
reparto, le habían correspondido a Rivas
y éste los cedió gratuitamente. Contribuyó,
asimismo, año tras año, con una fuerte
suma de dinero a la fundación del colegio
de la Compañía d·e Jesús. Adquirió tanto
prestigio por su laboriosidad y honra<;lez,
que el virrey Toledo lo honró haciéndolo
su compañero de viaje durante una visita
que hizo a la región de los chiriguanos. Era
natural de Bilbao. Murió en 1584.
SAAVEDRA, ABDóN
(1872 . 1942)
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ormó parte de una generación de gran–
des políticos. Y fué como todos eJlos: lu–
chador y virtuoso, a la vez. En los instantes
de mayor candencia de las pasiones parti–
distas, en los del exilio, en los de prioridad
en el aura popular, en todos los mom:::ntos
de su vida, fué uno mismo: patriota; aus–
tero en la función pública y en la intimi–
dad; leal hasta el sacrificio, y llano y ac–
cesible al pueblo. Sus batallas políticas,
realizólas
en
el terreno de la prensa: redac–
tor y fundador de varios periódicos y
luego en el parlamento y en el gobierno,
donde supo mostrarse prudente al par que
inflexible. Desempeñó los más altos cargos
al servicio de la nación: diputado y sena–
dor, varias veces ministro, representante
diplomático, presidente del Senado, hasta
culminar en la vicepresidencia de la Repú-
blica. Y es interesante observar que su exis–
tencia se ·ennobleció más, con una inquietud
de linaje patriótico: el reivindicacionismo
marítimo de Bolivia, asunto que lo llevó a
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la prensa y al libro, pues nos ha legado
El
tratado de 19{)4 con Chile, es nulo,
sin con–
tar sus diversos folletos. Otra de sus obras
de señalada importancia es el
Código de
Minas,
que constituye ley de la República.
SAAVEDRA PÉREZ, ALBERTO
(1889-1941 )
Espíritu gobernado por la inquietud
y
un viajero insaciable: eso fué en su juven–
tud. Un bohemio, le dijeron. Concedido;
pero un bohemio que embellecía su vida
y la de los demás . al utilizar su talento.
Cuando iba por los caminos del mundo, las
cosas, los hechos y los hombres, al tomar
.-·
contacto con su sensibilidad, su agudo sen–
tido de análisis y su vena satírica, mos–
trábansele sin falsas atmósferas ni disfra–
ces. Y él hacíalos vivir así: al natural. De
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