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· CATARI, TUPAC

(1750 - 1781)

La rebelión iba fermentando de un ex–

tremo al otro. Tupac Amaru, en el Cuzco,

y Tomás Catari, en Chayanta, eran los jefes

del movimiento. Y al centro, surgió, como

un ·eslabón, Julián Apasa el max1mo cau–

dillo indígena del Alto Perú. Tomando una

parte de aquellos dos nombres, llamóse

Tupac Catari,

que habría de hacerlo inmor–

tal. Como la presente síntesis no pretende

hacer historia, sino reinvindicar un valor

autóctono, habrán de bastarnos dos pince·

ladas para ello. Caudillo y movimiento sur–

gieron en la gran provincia de Sicasica,

para abarcar, en poco tiempo,

Pacajes~

Omasuyos, Larecaja, Carangas, Yungas y

otras. Cuarenta mil hombres, que supieron

apreciar las aptitudes y las virtudes d·e Ca–

tari, reconocieron en él su conductor. Y

éste mostróse un hábil organizador y un

gran guerrero. Su don tde mando fué sufi–

ciente para agitar tan grandes masas hu–

manas. Y durante el asedio de La Paz y los

combates parciales, se enfrentaron el valor

de los castellanos y la bravura aimara. Tu–

pac Catari fué capturado a traición y des–

cuartizado en vida en la plaza del Santua–

rio de las Peñas.

CÁRDENAS, BERNARDINO DE

(1562 - 1668)

Doctor en Teología, explorador, misio·

nero y gran conversor de indios y obispo

del Paraguay. Nació en Obrajes (La Paz).

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Conocía diversos idiomas nativos, lo que

le valió ser un notable predicador, el inter–

mediario entre los españoles y los indios

y el reductor de éstos. Pero su nombre re–

sonó más en .la historia religiosa y política

de la Colonia a raíz de su larga lucha con

los jesuítas. .Designado ·obispo del Para·

guay, cuando realizaba su visita pastoral,

las reducciones jesuítas le opusieron resis–

tencia. Éste fué el comienzo de una larguí·

sima disputa entr·e el prelado y la orden

mencionada. El gobernador del Paraguay,

Gregorio Henestrosa, partidario de .los je–

suítas, cometió la alcaldada de desterrar al

obispo. Pero fué enjuiciado y condenado

por la Audiencia de Charcas designándos-e

en su reemplazo a .Diego Escóbar Osorio.

Cárdenas pudo volver a su diócesis. Des–

pués de un año, falleció Escóbar, y el pue·

blo designó gobernador provisional a su

obispo. Ahora fueron los jesuítas los expul–

sados. Y cuando se envió otro gobernador

interino en reemplazo de Cárdenas, éste

se negó a prestar obediencia y opuso resis–

tencia armada.

Vencido al final, fué desterrado a Santa

Fe, de donde ' tuvo que viajar a pie para

dirigirse al Alto Perú. Los jesuítas lo per·

siguieron sin descanso. Pero así en Roma

como en la corte de España, el fallo favo–

reció a Cárdenas y aunqu·e él renunciara al

obispado del Paraguay, el rey se negó a

aceptar su desistimiento. Más tarde fué

propuesto para el obispado de Guamanga,

que él rehusó. Finalmente, cuando se diri–

gía a Santa Cruz d·e la Sierra, consagrado

ya obispo, falleció en Arani el 24 de oc·

tubre de

1668.