sa de los patriotas. Pero cuando vencieron
las armas de Goyeneche, Catari Inkakollo
fué condenado a las penas de azote y cár-
cel, las que no pudieron cumplirse porque
-el ·
patriota indio fugó, sin que se pudiera
saber nada más de él.
CISNEROS, JUAN DE LA CRUZ
(1803- 1878)
L a virtud en su grado de verdadera pu–
reza, la consagración a los humildes y des–
amparados y la más absoluta tolerancia
para el pensamiento ajeno: así podría re–
sumirse la personalidad del Deán Cisneros.
Algo que logró acercarse a la perfección
moral. Pero será bueno advertir que tan
excelsas prendas espirituales no fueron ra–
zones para cerrarle los ojos frente a este
mundo real, donde hay tantas cosas que re–
claman la inteligencia, la buena voluntad
y
la acción de varones como él. Cisneros,.
con ser casi un santo, fué hombre demasia–
do humano y, por añadidura, un patriota
ejemplar. Así, pues, su existencia entera
estuvo dedicada a ser útil. Enseñar al que
no sabe, pudo haber sido una de sus divisas
No sólo la práctica de las virtudes cristia–
nas, sino todo lo que ha menester el hom–
bre para vivir una vida más completa y
feliz sobre la tierra. Y comenzó esto por la
modestísima tarea de enseñar al indio. Lue–
go, a los demás. Tomó parte en la funda–
ción de la universidad de La Paz, de la cual
más tarde sería su cancelado. Organizó,
por comisión especial del Gobierno, la pri–
mera sociedad literaria en La Paz, la pre–
cursora del progreso de las l-etras republi–
canas. Y fué Director General de Enseñan–
za. Sería largo, enumerar sus servicios a la
patria, los cuales han sido ya señalados en
más de una biografía: en la diplomacia, en
el parlamento, en el profesorado, etc. Pero
coronando a todo ello, resplandece su figu–
ra moral, que es la que más llama al fervor
y la admiración.
CORDERO , JUAN
(1759- 1809)
Un héroe de origen humilde. Hijo del ·
pueblo y uno de sus innumerables repre–
sentantes en la jornada del 16 de julio
de
1809.
Organizó y capitaneó una com–
pañía de patriotas con la cual intervino
·m la toma del cuartel de la guardia espa–
ñola. Habiendo capturado a algunos ofi–
ciales, en cierto momento y en virtud de
ese humor picaresco que sabe gastar la
gente del pueblo aun en los instantes más
trágicos, despojó a uno de ellos de sus
arreos militares y, endosándoselos él, sa–
lió a los balcones a proclamar el triunfo.
Pero como lo confundieron con un espa–
ñol, alguien disparó sobre él, hiriéndolo
mortalmente, de cuyas consecuencias fa–
lleció al siguiente día.
CORRAL, CASIMIRO
(1830 - 1895)
J urisconsulto, periodista, dipl9mático y
notable caudillo popular. Luchó, desde la
prensa,
po!
la exaltación de Linares a la
presidencia de la República, cuya política
sostuvo en un periódico de tendencia popu-
372