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DfAZ ROMERO, BELISARIO

(1870 -19<W)

Amó la ciencia y la cultivó como pocos

lo hicieron en Bolivia. Un verdadero sabio.

Añádese su capacidad de escritor y pole–

mista. Y su posesión de varios idiomas. Y

su extraordinaria cultura en diversas ramas

del saber. Y con todo, su vida se deslizó

callada y modestamente, sin que de ella se

conozca otra cosa que sus profundos estu–

dios, sobre arqueología, historia, ciencias

naturales, etc. La vida de Díaz Romero es,

sin hipérbole, una vida ejemplar, absolu-

tamente consagrada a trabajar. Su nombre

fué más conocido, probablemente, en los

círculos científicos extranjeros que en su

propio país. Nos ha dejado numerosas

obras, de las cuales citaremos:

Farmacopea

Callaguaya, Flora Pacensis, Tiahua:nacu,

Ecclesia versus Scientia, Historia Natural,

Bolivia Geológica y Mineralógica

y otras.

Pero su obra fundamental es, sin duda,

En–

sayo de Prehistoria Americana.

DíEZ DE MEDINA, CLEMENTE

(1777 - 1848)

Después de educarse en los mejores co–

legios de España y d·e recibir la instrucción

militar, fué incorporado en la guardia del

Rey. Allí tuvo el privilegio de cultivar amis–

tad con Bolívar, cuando el genial guerrero

hacía también sus primeras armas en la

profesión. Díez de Medina, quizá ha–

biendo su espíritu abrevado en las mismas

fuentes, tuvo activa y tenaz participación

en las luchas por la independencia ameri-

cana. Primero combatió por España, cuan–

do Carlos IV cometió la insensatez de de–

clarar la guerra a la república francesa. Se

vino al P.erú con el grado de capitán. Más

tarde, renunciando a sus grados y cargos,

volvió a La Paz, su ciudad natal. A la sazón

estaba madurando la revolución de J ulio, y

él se alineó en sus filas. Desbaratados los

patriotas, anduvo prófugo hasta que logró

incorporarse al ejército de Balcarce. Com–

batió en Guaqui encabezando un grupo de

juventud paoeña. Otra vez fugitivo, conde–

nado a la pena capital, logró trasladarse a

Buenos Aires. Pronto se incorporó en el

ejército de San Martín, combatiendo en

Maipú como jefe de Granaderos. En premio

a su magnífica actuación fué designado

prefecto de Coquimbo. Más tarde, tomó par–

te en las batallas de lea, Nasca, Acari, Pas–

eo y otras, en el Perú. Contribuyó, pues,

a la independencia de su patria, a la de

Chile y a la del Perú. Volvió a La Paz

después de la victoria de Ayacucho.

DiEZ DE MEDINA, FEDERICO

(1839- 1904)

Hijo de una de las familias más antiguas

y distinguidas de La Paz. Fué uno de los

catedráticos más notables de la universi–

dad, especializándose como internacionalis–

ta. Algunos de sus libros en esta materia,

comentados y aplaudidos por los publicis–

tas más destacados de otros países, hicié–

ronse tradicional-es en las aulas de nuestras

universidades. Actuó en la política, elegido

varias veces representante de La Paz en el

Congreso, donde brillaron sus dotes de buen

orador. Fué diplomático y periodista. Llegó

a ejercer las altas funciones de cancelario

de la Universidad. Entre sus muchas pro–

ducciones intelectuales, podemos citar:

N

o–

ciones de Derecho Internacional Moderrw

(que sirvió de texto en muchas universida–

des americanas),

Derecho Internacional

Privado, Derecho Político, Dereclw Consti–

tucional, Breves observaciones de los tra–

tados sancionados por el Congreso Interna·

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