••·,..
'~
, <·
';'<
•:·.··
~.
>
.-0-,::,t'
...
:.__._
<fl"-· '
Una escena callejera en los apacibles días coloniales, en la ciudad de La Paz.
Hasta comienzos del siglo XVIII, se nota
todavía la lucha de la ciudad con el cam–
po: es la época de la aldea rural. Y luego
comienzan a difundirse las
casonas,
algu–
nas de las cuales, muy pocas, subsisten
hasta hoy.
La casona es de un piso o de dos, con
paredes de adobe y techo de teja, de dos
patios, que parecen plazas, y corrales más
inmensos aún. El frontis tiene cuatro o seis
ventanas con balcones cerrados de una sola
pieza, provistas de puertas de madera de
naranjo o cedro talladas con ornamentos
hispano-indígenas. La planta baja del fron–
tis está formada por el gran portal que da
acceso a las tiendas. Si la casa está situada
en esquina, la configuración ·es más inte–
resante, porque el frontis superior luce un
101