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maitines del cbro
ry
el café del
refecto~io,
cogen
senda~
péñola.s
y
escriben en
erudito la
tú\,
en buen castellano, y a veces en elegante kechua
y .
otras len–
guas;
y
bajo los títulos de Crónicas de Ordenes religiosas se ei}.cuentra el in–
VIestig~dor
con rico e inaqotable venero histórico, 'etnológieo
y
folklórico de
'nuestro primitivo Perú o de tiempos anteriores; a veces, pará
enc~mtra¡
datos
que interesan, el profano tendrá 'que leer a la fuerza un razonamiento ergo–
tista de deéad,ente escolástica
y
de
e~tilo
gongorinq floripondioso, . deletrear
la,tines y grlegos o pensar 'en las
deduccio~es
forzadas que se sacan de la
biblia para
~olDar
un razonamiento; es
la
época, es el sig}o XVII, pesado
,y
fortnalista, pero serio
y
profundo; sus escritores ya no son cronistas en su ma–
yoría. son historiadores y costumoristas. Tenemos entre éstos a Juan Santa
Cruz
Pachacuti, Huamán Poma, Francisco de Avila,
Fr._ A.n~onio
de Ja Calan–
cha, Fr. Diego de Córdoba
y
Salinas, ,Fernando de Avenéiaño, Vasco de Val–
verd.e, Diego de Esquive!, los MugabUru, los
d~
Martínez
y
Vela, el P.
Lizá~
rraga·, Fr. Martín de Morúa, }osé de Arriaga, Fernando de
Montesin~s,.
el P.
Cobo, Anello Oliva, el Arzobispo Villagó¡:nez,
Al~nso
de Ramos, tope de
Atienza, Gerónimo de Romaní.
·
e) Por la proximidad de los
hechos.~Esta
clasificación complementari'a a
la anterior, porque los cronistas del siglo XVI, hablando grosso
mo~o,
son
casi todos testigos de los hechos que relatan, en cambio los del siglo siguien–
t~.
son recolectores y
co~pilaqores
como ya tratamos. . Sin embargo, vemos
como Las Casas escribe •sobre el Perú sin haber conocido nunca esta tierra,
•
1
,
•
es pues un simple recolector y un exage!'ado
sobr~
todo lo que en matanzas
de indios se refiere, aunque haya sido bien
intencionq.doen deféndei: a la
raza indígena; así mismo. los cronistas mayores, cozp.o Gomara, Oviedo y. He–
rrera, que sin ser testigos, hicieron, por encargo oficial, Úna bueria compila–
ción de ios cronistas testigos.
En
camb~o,
aunque ya cronistas del. XVII; Juan Santá Cruz PachacuÜ
y
ljuaman Poma de Ayalar
indig~nas
del Perú; son testigos
de
los hachos que
narran, porque son continuadores de esa tradición indígena, todávía fuerte en
esta. .
~poca,
y que, calladamente iba
f~rrnen!ando
en protesta de abusos por
parte de los conq\¡istadores. Esto lo h&ce,Jsobre todo, Hua.man Poma, cuando
habla cliln desenfado
y
valentía coro.tra las tiranías de los bla1;1cos, después de
haber recorrido, con su fiel perro Laut9-ro, por tierras diversas. · Tampóco es
·mero
r~olector
el clérigo cusqueño Francisco de A
~ila,
o
~1
fraile agustino
ohiquisaqueno Antonio de la Cal¡.mcha, sobre todo en lo que a la religión e
idioma se ·refieren, como lo fué así misrrió, Fr. Diego de Córdoba y el obispo
.Oré,
gran erudito en lenguas indígenas del Perú.
.
f) Por las cualidades de los autores.-El esc'titor norteamericano Philip
']l.insword M!3ans, en su importante ·y documentada obra
"Bibliote~a
Andina'
1
hac:e una clasifi9ación de cronista·s por la ideología de los autores, en
hisp~nistas e ip.digenistas, dividiéndO:los en do·s grupos: los del 'grupo de, Toledo
y los del grupo de .Garcilasa.
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