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l36

JUUAN SANTISTEBAN OCHOA

quista castellana; está en los angustiosos. días del cerco del Cusca por Man–

co

n:

y se le cuenta los más iJ:ltrépidos. Pacificada la tierra recibe solares en–

tre los fundadores

de

Xauxa. Más tarde se avecina durante muchos años en

el Cusca, desde donde toma parte en las crueles y episódicas guerras

civi–

les de los conquistadores, siempre fiel como es natural a sus primos los Pi–

zarra, en contra de Almagro, a quien denigra, pero fiel a su Rey, ·aunque trai–

cionando su sangre, como él mistno dice, cuando se alza Gonzalo y Carba–

jal. Y si el Demonio de los Andes, que lo tuvo varias veces entre manos,

no lo Victima es gracias a su antigua amistad con éste y a cie¡tos favores

recibidos.

Más tarde, con ricas tierras y encomiendas, se queja de las ingratihides

cori los viejos guerreros de la Conquista, quizás por orgullo como sus compa–

ñero Dieg; de Trujillo, con quien muestra Üna vida paralela. A las tierras

y mercedes otorgadas por su· primo el Marqués Pizarra se añaden las otor–

gadas por el pacificador la Gasea. Finalmente se avecina en la ciudad de

Arequipa, donde termina de escribir su Relación, el año 1571, en tiempo d'9

Toledo y quizás estimulado por éste. Y después, · la muerte tranquila, cris–

tiana, dulce regalo de Dios a muy contadqs conquistadores de América.

La Relación del Descubrimiento y Conquista de los Reynos del Perú de

.

1

Pedro Pizarra es la de un lestigo y actor de los hechos, por consiguiente es

~na

obra un tanto apasionada y a favor de

l~s

Pizarra, sus parientes, de quie–

nes hace elogio y loa, y un tanto denigrante para don Diego de Almagro,

como es natural; en ·cambio, .quitándole esté defecto que no deja de tener

su importancia para

e~

investigador, su narración es valiosa. El mismo pro–

testa de su veracidad; en oposición a aquellos que "no escriben lo que vie–

ron sino lo que oyeron''; y

ademá~

dice: "porque he entendido hay otros cro–

nistas que tratan dellas aproveChándose de las personas que en ellas se han

hallado, de dos cosas: de informarse como pasaron y de pedir interés por–

que les pongan en ia crónica cohechándolos a doscientos y trescientos du–

cados por que les pusiesen muy adelante en lo que escriben".

Su relación de la conquista és por demás interesante, tanto por su natu–

ralidad e ingenuidad en su lenguaj(3 de militar, como por la profusión de

detalles de actor de los hechos, que abarca desde la partida de Panamá has–

ta la toma del Cusca, el subsiguiente sitio de Manco Inca,· así como de la con- •

quista de Chile por Almagro y la guerra civil de éste con su socio Francisca·

Pizarra.

1

_

Es ·interesante anotar algunas anécdotas que relata, como el diálogo de

Ruy Díaz, enviado de Almagro al alzado Inca Manco sitiador del Cusca, cuan–

do éste le muestra una fanega de maíz y le dice que tanto oro había acá en

América, que lo que los españoles han tomado, en comparación, no es sino

un grano y que

1

cuanto oro necesitaría el Rey de España para desalojar de

sus súbditos la tierra, y la respuesta altanera y significativa de Ruy Díaz al

1

decirle que aunque todos los montes y collados Vl\eltos en oro se ·le ofreciese

no despoblaría la tierra de españoies que en ella tiene.