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l.OSCRONISTAS
DF-T
PERU
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como se ha acusado a Garcilaso, a Acosta y hasta el mismo Cieza. Ya diji-.
¡nos nuestra opinión acerca de lo que tales plagio§ eran en el sigl'b XVI. Le–
yendo a Zá.tate, formamos vivencia exacta, serena y ·clara de las terribles 1p–
chas en la conquista y de los primeros años de la colonización española en
•el Perú.
39.-Diego de TruiUlo, el
cusqueño.-Di~gó
de Trujillo y Páez, el vieJo
·soldado de la conquista, que narra sus· impresiones siendo acomodado vecino
del Cusca, tiene mucha semejanza en su vida y en sus escritos con don Pe–
dro Pizarra. Ambos
comb~ten
juntos en la Conquista,, ambos se avecinan en
<el Perú y su amor por la tierra conquistada es de tal atracción telúrica que,
desechando holgura, honores y comodidad en la Península, prefieren morir
en la tierra que les costó sangre el poseerla; ambos·, como muy pocos
d~?
los
-conquistadores, murieron cristianamente en sus lechos: el uno en el Cusca
:y
el otro en Arequipa; ambos escriben sus memorias ya de .viejos y dicen
ser sus relatos los más verídicos y exactos; ambos finalmente son panegiristas
de Francisco Pizarra, pero exaltados realistas y desdeñan al alzado y rebel–
-de don Gonzalo,
~obr~
todo en el momento .de dar cuentas al Rey;
ambo~
se
amestizan espiritualmente ante la atracción y el embrujo de los Andes, ma-
jestuosos y hieráticos, y ante el amor tímido pero terrible de la india morena
·y sensual; por eso se les puede llamar, sin equívoco, los primeros grandes
-españoles-mestizos del Perú.
Pero Diego de Trujillo no sólo se amestiza o peruaniza, sino que toma la
·Carta de ciudadanía integral de la imperial ciudad del Cusca, -porqu,e cuán–
·d,a se va a su natal Trujillo de España, h.enohido de oro y plata
y
orgulloso de
sus laureles der soldado heroico, a disfrutar de los bienes materiales, tan cuan–
tiosos que deslumbraríar1 a ·sus modestos paisanos, quienes le hcinraríar1 so ·
bremanera, es ya un desadaptado, un hombre extraño, amante de la grande–
za y de lá plena libertad fáustica y ·panteística de América; es el "indiano"
ante los ojos de los que ar1tes eran suyos y su alma añora ese Cusca pétreo
y severo, sus campiñas y valles . delidosos y los brazos ardientes y sumisos
·de un amor de Jiiujer indígena. Entonces, botándolo todo, regresa a esta
tierra misteriosa. que le ha costado dolor, impaciencia, admiración y deslum.-
bramiento, y quiere vivir
i¡
morir en el Cusca de sus amores, como así lo
llizo. Por eso el descubridor de este cronista, don Raúl Porras Barrenechea,
al enviarme su trabajo de investigación dice: de "este cron'ista
cusqueño
.iné–
-dito", y le doy la razón, porque no es galantería, sino una gran verdad;
DiJ.
-go de Trujillo es el primer y gr_an Cronista cusquéño español.
Diego de ';rrujillo nació en Trujillo de Extremadurilv la ciudad de los con:–
quistadores del Perú, en donde todavía hoy se yergue una vieja casona sola–
~iega
decorada con cariátides de ñustas y de soldados hispanos que peren–
nizan
aquelÍ~s
legendarias hazañas¡ aproximadamente por los años de 1505 •
a 1510. Era hiio de don Hernando de Trujillo. Poco sabemos de su nJ.ñez y
:mocedad, que la suponemos fundadarAente modesta y pobre; tendría 18 a 20