JOSE MEJIA VALER,A
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do a fabricar unos cuadros consanguíneos completamente
abigarrados
y
casi incomprensibles,1productos todos de una
experiencia extranjera de donde, por analogía, extrae to–
das sus conclusiones. Iguamente, tratando sobre el proble–
ma de Hanan
y
H urin, parte del concepto del matrimonio
punaiúa descrito por Morgan
y
llega a la conclusión, refor–
zándose con los datos dados por Molina ·sobre la fiesta de
Sítua, celebrada en
el
Cuzco
y
en la ·cual se hacía una dife–
rencia entre Huacas Generales
y
Huacas Particu!ares, de
que son Fratías, "cuya constitución era . análoga a las co–
n1unidades gentilicias de Norte América". Tiene el mérito, -
sinembargo, de haber sido el primero en notar cierta co–
rrespondencia entre la sistemática del parentesco
y
la for–
n1a matrimonial, auque ésta no haya sido estudiada ·sino. to':"'
mando experiencias de otras agrupaciones
y
aplicándol<:is di-
rectamente a la s_ociedad del Perú precolombino, llevando
por ello la inestabilidad de sus conclusiones frente a las
contingencias de una posible incompatibilidad con las pre–
tnisas realmente propias de !a sociedad peruana.
·Continuador de Cunow ha sido
HERMANN TRIM–
BORN)
quien ha an:pliado las tesis del anterior, en un artí–
culo publicado en la Revista "Anthopos", de Viena, en
1923-
24,
y
titulado:
"'El
colectivi~mo
de los Inkas en el Perú". En
resumen, afirma que el ayllu tuvo analogía con la sippe
germánica,
y
reunía una descendencia común dentro del
culto de los antepasados, formando cierta unié>n protectora
legal
y
una comunidad militar. Los ay1lus se hallaban aso–
ciados a manera de aldea, siendo así que el cultivo del suelo
era llevado a cabo por ambos sexos. Existía también la
pr~
piedad colectiva con t'especto al ganado, reinando, además¡