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-73-

los brazos,

i

lanzaron un murmu–

ll.o que

repercutió de

cerro en

cerro, como el ruido de las olas

de Mamakocha

al

estrellarse en

la playa.

Huaina Kápac

subió a l us--

nu.

Los príncipes

se adelanta–

ron

i

le reverenciaroR, pidiénda-

1e permiso para iniciar sus prue–

bas que debían terminar con su

investidura de aukis .

Sapan lnka levantó una ma–

Jl.O,

i

todos le escucharon,

tré–

mulos de emoción .

-Príncipes!,-

les dijo: - mi

Padre os bendice, porque sois la

esperanza del

Imperio .

1Qué

hermoso es contemplar a los que

han de sucedemos en el devenir

del tiempo,

listos

a probarnos

que son dignos de las glorias de

la Raza!

"Pera por eso mismo, tra–

tad de superaros. · Sed valientes

como el puma

i ágnes como el

rayo, e inconmovibles como las

montañas, cuando

la guerra 'os

llame; pero también nobles i ge–

nerosos, corno hijos

dignos del

Sol,. que nos envió para hacer el

bien a los humanos. Que el es–

píritu de Ayar Uchu o!:! sea pro–

picio

i

os conduzca

a la victo-

ria"

Luego los despidió dándo–

les

permi~o

para hacer sus sacri–

ficios al pié de Huanakauri i co–

menzar sus pruebas .

Idos los príncipes i sus fa–

milias, se procedió

al sacrificio

del huanaku, por . la victoria de

los príncipes.

Se sacrificaron

así misq1o

numerosos llamas

para el han-

quete que seguiría:

~

la fiesta del

Huaraku.

EntraTon en seguida rvisto–

sas i variadas danzas i repre!;'t"n·

taciones

popuhu~es

..... .

Por la noche,

lios

príncipes

durmieron

en Matahua, ayunos

todo el día.

Era Matahua el lugar don–

de los Ayares hicieron alto an–

tes de entrar en Kosko .

Amaneció por fin el espe–

rado día .

Con unción recibie–

ron de los uilla:ccuna la salpica–

dura de sangre de los l1amas sa–

crificados al espíritu de Ayar

U–

chu, al que rogaron diciéndole:

-Oh Padre nuestro: que Vi–

racocha,

.el

Sol i el Trueno, per–

manezcan siempre jóvenes, i den

eterna juventud a nuestro Empe–

rador. . . . . . . . Oh, Huanakauri:

permítenos la victoria

en nues–

tras pruebas, para

la gloria de

T ahuantinsuyu .

Lueg·o

los padres i los A–

mautas que los habían educada,

les recordaron

que eran Hijos

del Sol, i que de salir victorio–

sos en las pruebas,

les espera–

ban la honra i el afecto del Mo–

narca i de T ahuantinsuyu todo, i

si salían derrotados, no la honra

sino la vergüenza les esperaba.

-Haremos realidad vuestras

nobilí9itnas

esperanzas,-

excla–

maron los príncipes .

Todos se alinearon

en se–

guida,

i cuando Kuri Ama'l!lta,

encargado de dar la señal, bajó

el yauri, seicientos

príncipes se

precipitaron en veloz carrera ha–

cia la fortaleza monumental de

Sacsahuáman .

R'evueltos

lo:\ mantos, en