CAPITULO XXVI
El Sol
~er.ó
ardientemente
la tierra
como un
enamorado
fdiz,
i
Tafur partió con toda la
gente de Pizarro, dejándolo tan
sólo con sus doce compañeros.
No quiso, dijo, !:er cómpli–
ce de su temeraria conducta, de
f:U
abierta desobediencia al Go–
bernador,
i del voluntario suici–
dio de e¡.os locos,
i
se negó a
dejarles un buque, entregándoles
tan sólo eocasas provisiones para
que pudieran vivir hasta que les
llegara el arrepentimiento i luego
clamaran por su retorno a Pana-
m
á.
La
patética
despedida
no
('mocionó mayormente a e9e ca–
ballero,
que sólo
reparaba en
cumplí; con su deber
de subal–
terno, sin escrúpulos
AÍ
concien–
cia del dolor ajeno.
Así eran sinembargo aque–
llos españoles:
creían que sola–
mente su dolor
era todo el do–
lor universal,
i supeditaban
el
mundo a r'u quner,
que era el
unico loable i digno de respeto.
Muchos, al abrazar al Jefe
de otros días i al despedirse de
los «ompa.ñeros que dejaban, a–
t:aao para siempre,
derramaron
H.grimas sinceras.
Todos veían el sepulcro de
!=OOs hombrer. .sacrificados por la
Vida a la Muerte; únos compa–
decían su obstinación; ótros ad–
miraban su fortaleza de ánimo ;
¡; ero ótros llevaban dentro de sí
un aguijón que les cosquillaba a
quedarse con ellos, porque algo
les decía al oído
del alma, que
a1 fin esos hombres triunfarían i
se
llenarían de honores
i de ri–
quezas.
-¡Adiós! . . .. ¡Adiós! .. . ..
1 los hombres
sintieron es–
primirse el corazón.
·¡Adiós! ..... .
Aquellos que quedaban, a–
car.o no volverían más a ver su
Patria, hoi tan lejana i tan her·
mosa! . . . . Aquella Patria aban–
donada en un rapto de avaricia ;
aquella tierra e.n donde una po·
hreza desalmada
fustigaba día·
riamente
sus espaldas,
i hacía
cmrojecer i palidecer
su rostro ;
pero, a pesar de todo, tan ama–
da i tan llorada 1. . . . . !Oh Sue–
lo!; ¡oh rincón de tierra!, gleba
ajena que a pesar de no pertene–
cemos ni un mísero terrón, a–
traes al hombre
con el imperio
de la raíz a1 árbol. con el sabor
de la ubre
co·lmada
de
leche
dulce, con
el dulzor
de'l labio
ardido de amor i de deseo! .. ..
Para vivir, chupamos
la u–
hre de la tierra,
~1
jugo de sus