C APITULO XVU
Apenas la Aurora
fue lle–
gando al Oriente, cuando la real
trompetería llenó
la gran plaza
con sus
br~mcos
sonidos.
Huáskar apareció en segui–
da, en sus andas fastuosas, her–
moso . i sereno, como el resplan–
dor de la Aurora.
Sus nobles que llenaban la
plaza,
le
enviaron
un saludo
colmado de adoración.
El lnka les sonrió.
Todos
subieron
luego en
sus andas,
i comenzó el desfile
imperial.
Había llegado
la época de
la fiesta de1 chacuy, cacería so–
lemne, que
se hacía
todos los
años en el Imperio, pero por ro–
tación en cada región;
pues se–
gún la sabia
disposición de los
lnkas, debía verficarse cada cua–
tro años en la misma
reg10n, a
fin de que los animaies tuvieran
tiempo para multipl icarse.
Hacía tres años que el cha–
cuy se realizó en Puma T oko, o
Cueva del León, donde ahora
SP.
dirijía Sanan lnka Huáskar, con
toda su Corte, a solazarse, a la
vez que a presidir la eoepcional
cacería.
El Sol se fue insinuando ri–
sueño, cual si estuviere orgulloso
de contemplar la desbordante a-
legría de todos sus Hijos.
La lmperia'l caravana tomó
el amplio camino del Antisuyu, i
pronto se fue perdiendo en las
cndulaciones de Mama Pacha.
-¡Apu Huátukl . . . .. .
Gritó
de la
lomada lnka
Púk1lak.
-¡ Apu Huátuk
1. . • . . •
Baja·
rás hasta el fondo de la quebra–
da de Pumapchupan, i harásme
cortar un Uoke1
-Serás servido,
lnka ;-
con–
testó Apu Huátuk.-
1 tendrás
un cu!Lku especial para el cha-
cuyl
.
Muchos
recomendaban por
un bastón
del durísimo
lloke
nudoso', a los que
tomaron en
dirección a la quebrada de Pu–
mapchupan.
Puma Sonko
se dirijió por
la quebrada
del Chilco,
límite
norte de la región escojida para
la cac·ería de este año . Llevaba
veinte veces mil hombres, e iba
alegre como lo requería
i
lo per·
mitía la distracción más gigan–
tesca proporcionada
a
todo el
Imperio.
Hacia el Sur,
lnka Taruka
llevaba
otros veinte
veces mil
hombres;
i
estaba
concertado
que se encontrarían en la mese-
1
a , como era costumbre.