64
J.
Imbelloni: Pachakuti IX
sada en cifras del lenguaje astronómico,
y
otros que la acercan
hasta límites relativamente recientes. Por otra parte, mien–
tras nosotros empezamos la narración 'histórica' de Caldea
desde Lugal-sag-engur (3000 años antes de la E. Vulgar),
en México (
2 9 )
en cambio, la iniciamos a partir del
tepewani
Tizok (año 1481 de l'a E. Vulgar)
y
en el Perú preséntanse
serias dificultades para abrirla antes de la muerte de Túpaq
· Yupanki (año 1492 de la E. Vulgar).
(2
9 )
Consúltense los extractos Nos. 20 y 21 en que se encuentran
transcriptas las listas de México. El primero contiene la sucesión de los
caudillos militare3 del pueblo Mexíca durante la larga marcha migratoria
que lo condujo desde las 'Siete Cuevas' hasta la laguna de Anáhuac. El
segundo -
en cambio -
contiene la sucesión de los monarcas que rei–
naron en México-Tenuchtitlan, desde el arribo a dicha laguna hasta la
muerte de Motekuzoma el Joven.
Ambas listas enumeran 10 nombres de conductores o reyes.
No debemos pasar en silencio el hecho que el cronista CHIMALPAHIN,
el único que haya mostrado tener preocupaciones por el sentido rítmico
de las listas, sostiene que los totales de nombres de cada serie son iguales,
pero que coinciden en el 9. Se impone la tarea de examinar críticamente
el cómputo de Chimalpahin.
En sus páginas
263
y
272
(de la edición de París 1889 cuidada por
REMI SIMEON) que son las más significativas en este aspecto, el Cronista
asegura que hubo entre los Mexíca, en conjunto, el total de
27
soberanos,
repartidos en tres ·categorías: 9 jefes militares, 9 monarcas y 9 goberna–
dores de la ciudad, habiéndose muerto el 9° gobernador en 1565 (Don
Luis de Santa María Nakasipatzin, de linaje indígena, que gobernara
con licencia de los Españoles) .
Es fácil comprobar que la idea de una estricta simetría entre las tres
categorías de soberanos imaginada por CHIMALPAHIN, y la circunstancia
de ser 9 el total de los gobernadores, ejercieran en su espíritu una especie
de tiranía, obligándole a olvidar a Méxitl en la serie de conductores y a
Tenuchtzin en la de monarcas. Estos nombres, que deben encabezar ambas
sucesiones, son omitidos por Chipalmahin en su recuento.
El primer· conductor de los Mexíca fué Méxitl, quien los guió a la
salida de las cuevas míticas. En realidad se trata del epónimo de la mi–
gración, cuyo nombre e3tá formado por los mismos materiales lingüísticos
que indican a la nación; no por ello -
sin embargo -
ha perdido sus