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Biblioteca Humanior
Ese reconocimiento es una operación previa indispen–
sable para el análisis de un dato histórico, el que debe
ser referido
-
sin excepciones
-
al iusto significado
que tenía en la hora que l.e dió forma
y
nacimiento (la
primera, con respecto a su envoltura exterior; el segundo
a su contenido nuclear). Por este medio, el sentido de
·
la historicidad entra a formar parte principalísima de
la crítica histórica. He aquí el episodio- singularmente
instructivo
y
ey"emplar
-
de aquellos modernos histo–
riadores peruanos, quienes, ansiosos de acudir en defensa
'
de Garcilaso
y
de su afirmación que el salvaiismo
y
la
a~arquía
dominaran en el Perú hasta el día que empezó
a reinar el primer Inka, la refuerzan con el testimonio
qU:e los Cronistas nos deiaran con notable abundancia
de textos, sobre la anarquía preincaica, las costumbres
salvaies
y
las "behetrías", sin pensar que esos Pf_tSay"es,
cándidamente insertados en sus páginas por los Cro–
nistas siguiendo el dictado de los informantes nativos,
~
.,
se ·refieren a la época de decadencia, pecado
y
desorden
político que representaba el tránsito de una a otra Edad.
Cuando Pedro Pizarro dice con suma condensación:
''las behetrías traían guerras unas con otras'',
y
c;uando
.
Cieza de León con menor angustia de frases describe
la vida desordenada
"que hobo antes que los incas
los señoreasen",
la desnudez, los apetitos bestiales, las
moradas en cuevas
y
peñascos, la comida agreste, los
reductos
o pukara
de donde aullando salían a pelear
unos con otros
"y
se mataban muchos dellos, tomando
el despojo que hallaban
y
las mujeres de los venci-