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Biblioteca Humanior
,De acuerdo con las formulaciones que preceden, la
crítica histórica del Inkario debe satisfacer en
prime~
lugar el
desideratum
que todo testimonio se tenga por
válido no ya en lo que reza su letra, sino por el intrín–
seco
y
a veces oculto significado que tuvo para los hom-
.
~
bres que le dieron forma 'en el principio, (en base a la
·
más rigurosa afirmación del
senti~o
de la historicidad,
que es un delicadísimo corolario metódico del llamado
Historismus)
y- en segundo lugar- que el Juego varia–
tivo (transpositivo, reiterativo,
exclusi~o
y acumulato–
rio) que es efecto .de las imperfecciones de la transmisión
oral, como suficientemente lo ha puesto en claro el aná–
lisis de las tradiciones de la proto-historia de todo el
mundo, sea sometido a un tratamiento enérgico, y meti–
culoso al mismo tiempo, de reducción y eliminación,
tal que de esa materia descompuesta surJa el met<;tl en
fusión que ha de representar la verdad histórica, incluso
en aquellos casos
-
fecundos de amarguras para las
masas populares
-
en que tal verdad se convierte en la
demolíción radical del edificio historiográfico artifi–
cialmente levantado con la complicidad de la adulonería
burguesa y la soñadora fatuidad del literato pedestre.
Ambas exigencias se ven contempladas en esta obra,
que el autor ha escrito por un agudo sentido del deber,
y que publica ahora con espíritu de sacrificio, ya que
no se hace ilusiones sobre lo intempestiva que ha de
resultar con respecto a las tendencias historiográficas
corrientes, ni sobre las adversidades que ha de acarrearle.