Cuando dos jóvenes se aman
y
desean fundar un hogar (lo
que llaman
rimapayay,
o sea ",charlar a ,menudo"), lo ad–
vierten a sus
padr~es
respectivos. Apenas éstos se ponen de
acuerdo, en un coloquio denominado
rimayacuy
(hablar ·a
favor), se lleva a cabo
·ei
rosariotracuy.
Provisto ·de aguar–
dient·e, vino
y
ganetas, acompañado de un amigo que lleva ·
la coca, ·el ·enamorado se . pr:esenta· con sus padres en la·
choza de la niña
y
formula su deseo.
.Para conquistarse la volu_ntad de los futuros suegros,
~es
ofrece, con la mayor galantería, un vaso de aguardiente
y
algunos pasteles. ¡Momento emocionante
y
solemne! ¿Ha–
brán cambiado de opinión los padres de la ,joven? S-i éstos
sonríen
y
aceptan complacidos la pequeña cólación, la par-
,
tida .está ganada. Si rehusan, todo ha termina_do. El des.gra ...
ciado no tiene más remedio que marcharse
y
buscar novia
en otra parte.
. ·
En el primer.
ca.so,los dos interesados proceden
a '
un
.A
__..¡
intercambio de rosarios, o bien de anillos, pañuelos o cual- ---
1
quier objeto menudo; desde
ese
instante quedan inviolable-
meri. te comprometidos.
~
Queda aún .por
c~ele-bra:rse
la c·eremonia definitiva: el
vaicupacuy,
·entrar :en
~casa
de otro. ·El día fijado, el novio ·
viste su mejor poncho, convoca padrino y madrina
de
boda,
y
se presenta ·en casa de la joven con el mismo cort·ej o de
su visita anterior y pr,esentes aun más espléndidos. Tratán.,.
dose de un hombre rico
y
culto, el ·obsequio más preciado
consist·e en varios fardos · de hojas de coca atados sobre el
1om9 de algunas llamas.
·
Queda por saber a1,Ín si, en el intervalo,
los
futuros sue–
gros· han cambiado de opinlón. P'ero- he aquí que en sus '
rostros aparecen las sonrisas apenas divisan la pequeña ca–
ravana.
Es
éste un indi,cio seguro de que el novio
es
bi·en
venido. Se le
fe~teja·,
se le agasaja e inmediatamente se
fija -el día en que las dos familias reunidas
se
dirigirán a la
parroquia para las bendicion·es canóni-cas. T·erminadas éstas,
.
.
el sacerdote confía la novia
en
manos de la madrina, con
brden de conducirla a su casa
.Y
enseñarle la doctrina cris–
. tiana,
la~
oraciones que a11n no sabe
y
sus deberes de esposa
Y de madre. El pa;pel de · la madrina es, pues, de la mayor
importancia.
Es
ella tambiJén ·quien, la víspera de la bendición nup–
cial, conduce sus dos pupilos a confesarse y r·ecita a coro
con ellos las oraciones que se les han impuesto como peni-
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