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{

de su raptor ya está sonrlente y benévola. Aquí permane.ce a

prueba durante ocho o más días cuapdo el hombre desea

conocer más a. fondo el carácter y las aptitudes de su com–

pañera. Este es el

sirhua]l,a<?UY,

o '

sea, conocerse mutua- ·

m·ente.

Afortunadamente, esta gangrena moral disminuye a

m,edida que el apostolado va extendiendo su benéfica influen–

cia por las montañas. Cuando fundamos nuestro conv-ento en

el pueblecito de Huanta, en 1904, 1a mitad de las uñiones

eran. ilegítimatS; veinte años más tarde, no se contaba ya

más que un siete por ciento de irregularidades. D1esde esa

f.echa han di.sminuído, hasta un desaparecimiento casi

to·~al,

tanto en la parroquia mis:ma como en sus alrededores.

He aquí, pues, a los "dos pichones" estudiándose mutua..

m·ente ·en la vida común .. S'i al cabo de un tiempo uno de

·ellos se resiste a consagrar definitivamente 'la unión, ias

dos familias se reúnen para celebrar un banquete de des–

pedida y se

separ~n s~

r·encores. Sea cual fuefe su estado,

la muchacha regresa a la choza paterna. Conocedora ya de

la vida, vive entonces emancipada de toda vigilancia fami ..

Har

y

libre casi de todo freno moral. Sus padres no 1e -exi–

girán en lo futuro sino una cosa : evitar ·el adulterio. S.e

observa también aquí un rasgo de las antiguas costumbres

paganas.

Si, al contrario, ambas partes se declaran satisfechas

d'e la prueba, la aprendiz a esposa es conducida nuevamente

a casa de sus padres, escoltada por los mismos que poco

antes la raptaron.

Las familias se reúnen en un nuevo

fe~tín

y se estipu–

lan entonces formalmente las condiciones de la boda. E.ste

banquet·e es imprescindible. Según el protocolo indíg.ena, su

omisión invalidaría hasta el propio matrimonio re1igios,o.

¡Nada menos! Agotada la última jarra de aguardi·ente, se

procede sin demora a la importante

,~C.erelmonia

del

angay

o ,amonestación conyugaL

Cuando la choza del novio s·e ·encuentra cerca, todos los

asistentes se dirigen allá; ·en caso contrario, la escena se

desarrolla bajo el techo del p-ropio suegro.

Parientes

y

·testigos forman en una sota fila

y,

·en se–

guida, el padrino Hama al novio. Este se presenta con gra–

v-e ademán, se arrodilla ·e inclina en la humilde postura del

arrepentido. El aiilciano le recuerda entonc:es los preceptos

del marido mod·elo: "Llevarás una vida ordenada, digna de

un hombre honrado. Serás fiel a tu muj e_r. Trabajarás e.s-

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