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materialeo, el

ma~o

confeceiona un filtro o brebaje maravi- ·

lloso. Si el galán consigue hacerlo beber a la 1nujer desea–

da, tendrá la seguridad de ser pronto el dueño de

su

corazón.

¿Un indígena desea escrutar el porvenir? Nada más

simple. Mastica coca hasta llenarse la boca de saliva. He–

cho esto, escupe en la palma de la mano derecha inclinada,

con los dedos índice

y

mediano estirados. Si el .líquido ne–

gruzco se escurre a lo ' largo de los

dos

dedos, el porvenir

será feliz; pero si sólo se

desli~a

por un dedo, e.s señal se–

gura de fracaso o

contrati~empo.s.

Es,

pues, necesario ha-cer

alg9 para protegerse_. Y entonces el indio ofrece inmediata–

mente alguna ofrenda al Sol: maíz, frutas,· aunque sea un

guijarro. En .seguida lo .sal'Uda con una profunda venia, con

la esperanza de que, con su benéfica inf.luencia, el astro

altere favorablemente el .sombrío pronóstico.

El que desea abundantes cosechas; dispone de tres me–

dios para procurárr.s·e:las:

eéh~

un puñado de hojas de coca

en la primer agua de regadío que -encuentre: o bien, en la .

época de las .si:em,bras, ffi.ezclar a las semillas una

~cierta

do-

---.

.sis de hojas pulverizadas

y,

principalm·ente en el

mes

de

diciembre, echar un canasto lleno. en las verti-entes o ria-

chuflos de la regi6n.

Es

ést~

un homenajn de acción

d.e

gracias a las divinidades del agua por las buenas. ·c.Osechas

pasadas

y

un sacrificio propiciatorio ·en vista a las futuras.

~

Cuando se trata de los

animale~

domésticos,

~1

día de1

recuento

y

la marca de los rebaños, todos los habitantes del

distrito se r·e,únen. El presidente de la asamblea nena .un

sombrero con las benditas hoJas

y

lo hace circular entre la

multitud; cada individuo · coge algunas ramitas

y

las exa–

mina detenidamente. Las divide en seguida en tres cate–

gorías: las hojas

~ntactas

y

grandes, que

r~epresentan

a las

bestias reproductoras; las más pequeñas, pero también sin

defectos, que se ·encuentran en representaci-ón de

los

ani–

males nacidos en el año; y, por fin, las hojas defe.ctuosas

o desgarradas.

Hecho esto, las cuenta. S:i

lo~

dos prim-eros montones

son

más numerosos, quiere decir que la prosperidad

Y.

ere-

,

cimiento del ganado están asegurados. Si, al contrario, las

hojas desgarradas son las más, es presagio cierto de cala–

midades: epidemi·as, rayo:s, pumas y zorros, que los a taca–

rán

y

diezmarán.

¿Cómo protegerse entonces de estos males? He a·quí un

medio. Al marcar cabras

y

llamas, el dueño

les

hace un corte

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