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No· se trata, sin embargo, de un dialecto informe, burdo,
alterado de sig1o en siglo, sino de una lengua ya en su pe–
ríodo de madurez al:canzada en mHlares de años de brillan–
te, refinada
y
progr·esista civiliza·ción.
En efecto, conozcamos el juicio que al respecto ha emi–
tido Vicen
te
López: "La:s f_ormas gramaticales se deducen de
manera sobria e .ing·eniosa; el sistema de conjugación
y
d·e–
·Clina·ción e.s uniforme
y
regular; la forma·ción de la frase,
siempre ·sencilla .Y perfecta; todo lo cua'l contribuye a sor–
prender y maravillar nuestro espíritu.
·_",Cualquiera que sea la longitud de la pa,labra, la raíz
principal si-empre sobresale de entre las partículas que la
rodean; así como ·e
l diamante, hábilm.ente
~engarzado
por
la mano del joyero,
siem.pr·e aparece realzado en m·edio del ·
círcuJo de oro
y
piedras preciosas que lo acompañan.
· "En realidad, ninguna
~ombinación
alt·era esta
raí~,
pero
las partículas que :s·e agregan la ,haüen pasar a voluntad por
los más delicados mati·c·es del pensamiento fium:ano;
·en
efecto, el juego de estas partículas expresa,
alternativam~en
te, la esperanza, ·el temor, la duda, la a1egría, la certidum–
bre, la pena
y
el deseo: .son como el espejo, que refleja con
fidelidad todos los objetos, sin perder nada de su trans ...
parencia ni de su limpidez.
· "'Conellas, el quichua
se
convi·erte. en una lengua- ar-
-
monio.sa,el·egante, expresiva, dulce,. poética, abundante en
vocales
y
extraordinariamente flexibJ.e."
.
.Jorg.e Basadre, por su parte, agrega:
"Es
un idioma sen–
tim·enta1, de
lánguidos matices, cuya1s combinaciones se
prestan para cautivar el corazón.
Es
apropiado para las ·es–
trofas pequeñas, hasta de ocho versos. Pobre en palabras
que expresen las concepciones cósmicas, filosóficas y abs–
tractas; sin embargo, sobres,ale en aquellas que -entran en las
composiciones pastorales, elegíacas, eróticas,
guerr~.ras,
hu–
morísticas y religiosas.
"Ningún idioma a·meri,cano
sobr·ep~sa
al quichua en la
abundancia de las formas, en la riqueza creadora d-e las pa–
labras, en la penetración de las cosas para distinguirlas, en
la fl:exibilidad pa:ra t:raducir los matices del sentimiento y,
en general, todas las
re~lidades
ext-eriores.
"Las .partículas que se agregan al radical le propQrcio–
nan el m·edio de precisar las diversas situaciones de las cosas
y
las múltiples
a;cciones delos ve-rbos, y hacen terribles las
imprecaciones y
apó.stro.f.es. La fuerza onomatopéyica de sus
palabras imita perfe·ctamente los rumores y furias de la na-
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