Table of Contents Table of Contents
Previous Page  351 / 430 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 351 / 430 Next Page
Page Background

Los

varayocs,

·Como

las

apó$toles

.én·

el monte de Jud:ea, .

pr•

denan que

se

siente la

multit~q:

Jos

ind~~.s

en

un~ -la~era,

y

las mujeres en ·otra. ·Por su parte, los cocineros destapan

1

'

sus

hornos subterráneos

y

sacan la c-omida hum·eante: tro-

zos de cordero

y

montones de papas cocidas .sobre piedras

cal'ientes.

Es un beno espectáculo el de este pueblo, .celebrando

sus ágapes cristianos a

4,300

m·etros sobre el nivel del mar,

tan cerca del cielo ...

- En

la misión de Panao

~tuvo

luga_r una e&e·ena ·aun ·más

grandiosa. Allí, sobre una cumbre vecina, se erigió .una cru·z

de

21

m~etros

de alto. La c-eremonia tuvo seis padrinos

y

una

asistencia de

3,500

quichuas, habitantes de seis distritos del

inmenso valle. El banquete fué digno de aquellos que SaJo¡

món celebrara .en ocasión de la consagra·ción del templo,

pues

inmoláronse

12

bueyes,

.110

corderos, 6 cerdos,

150

cuyes,

30

gallinas, y hubo panes. de huevo y jarros de chicha

~

razón de dos por cabeza. ·

'

-

*

Me he r·efe-rido anteriormente a los malos maridos .que se

niegan a someterse a las leyes de moralidad de la Iglesia;

,

para reducirlos, los mision:eros· emplean

dos

procedimientos.

El primero consiste en una procesión que va por los ca–

minos o por las calles y se detiene ante. la choza de los

r.ecalcitrantes. Allí, en medio de una multitud, el sacerdot·e

les hace una suprema invocación, Fecordándoles las grandes

verdades de la f.e, amenazándoles con la justicia divina Y

prometiéndoles, al mismo tiempo, la divina miserioeordia. Por

lo general,

·este

modo de hacer produc·e buen efecto, y _la

pareja

se

une a1 sréquito, ·como peniten'fes, y con·ci,ertan, acto

seguido, un matrimonio cristiano.

La intervención de los

varayocs

constituye el segundo

medio de que se valen los misi-oneros. Si la procesión no

'

logra r·endir a

los

escandalosos, los jefes del pue.blo

~·ele-

-

bran de madrugada una junta de

jus~ticia

con los obstinados _

y

les llevan por

iuerz~

a la iglesia.

Nadie se atreve a oponerles r·esistencia. ¿Acaso no repre-

-

sentan ellos el brazo secular? Además, ellos saben combinar

admirablem·ente el poder con la astucia

y

la dulzura.

Si un indio de malas

·costumb~es

se resiste, el

varayo_c

le quita ·el poncho, el sombr·ero y la bolsa de coca, y no se

los devuelve hasta que haya cumplido

sus

órdenes.

.

'

.·346