ádorhadas de cascabel·és
y
moned·as
·de
plata cruzadas sobre el
pecho. En la cabeza hacen una faja de lana roja,
y
cubren el
rostro con una g·rotesca máscara. Completan su vestimenta,
de la que se muestran .profundamente orgullosos, polainas
multicolores, guarnecidas de cascabeles. En el brazo derecho
nevan un escudo,
y
-en el puño izquierdo, un nudoso ·bastón.
Van precedidos de tambores
y
flautistas vestidos de igual
manera, con la única diferencia que .éstos llevan tahalí ador–
nado con figuras de lagartos
y
palomas.
Abren la marcha dos heraldos, que marcan ·el compás
con batuta.s que entrechocan por encima de sus cabezas.
Oaminan ejecutando una serie de figuras: avanzan, re- '
troceden; saltan, dando fuertes golpes -en el suelo con los
talones; en seguida dan vueltas en uno
y
otro sentido. Se
detienen
y
retroceden otra vez, para comenzar de nuevo las
misma.s cabriol,as en interm.inable suoesión.
Los bailaTines, por
su
parte, avanzan manteniendo una
/
marcha cadenciosa. Con el busto rígido
y
los brazos en alto,
golpean los escudos coh su mazo de madera, mientras que
con un movimiento uniforme levantart cada pierna hasta
formar un ángulo recto,
y
permanecen así un momento,
mientras agitan la pantorrilla
y
1ha0en tintinear los casca-
beles
.
Durante todo e.l tiempo, el jefe, "•el
huapuché
u hombre
valiente" ----.que lleva una máscara r-ecortada en un viejo
sombrerh de
fi~eltro,
con ojos de vidrio
y
mostachos descomu–
pales-, va
y
vi-ene a 'lo largo de la fila, vigilando la correcta
·a·rmonía del conjunto.
;Su
marcha ha sido calculada ·con tal pre,cisión, que lle–
gan frente al templo ·en el momento mismo en que e'llucero
del .alba aparece en el horizonte. A la entrada del pórtico,
los dos heraldos se toman de ambos brazos,
y,
contoneán–
dose continuamente, haeen
múltipl~es
saludos
y
reverencias.
Los bailarines los imitan,
y
formando parejas se entrelazan
en una danza que
se
diversifica en nuevas
y
compUcadas fi–
guras. De repente, todos se detienen bruscamente go
1
lpeando
los pies, al mismo tiempo que dejan caer sus· escudos, pro–
duciendo _un go1pe uniforme, se·co
y
.sonoro.
_ En estos momentos penetra en la ciudad un segundo gru–
po de catorce indios, llamados "los turcos". ¿Por qué mot1-
vo? ¡Misterio de la imaginación quichua! ¡El primer turco
l'lepresenta nada menotS que al apÓstol San P€d.ro! Va vesti–
do
can
ropas negras, realzadas con galones de oro en las
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