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sonas que contnbuyeron al éxito de la fiesta,

y

ahogan ert

una postrer libación el último eco de las festividades.

*

Las festividades de la Virgen del Rosario se celebran más

o menos con ceremonias semejantes, con la única diferen–

cia de que en esta ocasión se verifi·ca una batalla preliminar.

Luego de cantarse vísperas, los dos peritos pirotécnicos

encargados de los fuegos artificiales entran en escena. Uno

de ellos toma eoloca·ción en uno de los costa.ctos de la pla–

za; el otro, en el límite opuesto y frente a frente a su con–

tender. Ambos están premunidos de una abundante provi–

sión de petardos, y sus parientes y amigos, aHneados en

segundo término, les sirven, a la vez, de jueces

y

testigos.

La suerte d·ecide cuál de los dos deberá abrir el fuego,

y desde ese momento los dos adversarios se disparan alter–

nativamente sus proye·ctiles. La habi!lidad de cada uno con–

siste no sólo ·en saberlos ·esquivar, sino también en recibir,

con la impasibilidad del blanco eñ un campo de tiro, ·cuan–

tos le revientan en las diferentes partes

de ·

su cu..erpo y aun

en pleno rostro.

Aquel que hace un impacto es estruendosamente aplau–

dido por sus partidarios.

El duelo de artillería continúa eri esta forma, hasta que

uno de los contrincantes agota la:s municiones; .entonces se

retira, declarándose vencido.

Al día siguiente, uno y otro 'levantan en la plaza las

piezas pirotécnicas de su fabricación. Si ·éstas son realmente

hermosas, reciben como premio una gran ovación.

De

lo

contrario, deben retirarse en m·edio de la rechifla gen,eral.

*

En Sihuas, en el

departamen~,

de Ancachs, los indios fes-

tejan a la Vigen de la Puerta.

..

Con tres o cinco meses de anticipación, un intendente

recorre las aldeas y caseríos de

los

alrededores reclutando

los

individuos, que, debidam·ente preparados, deberán tomar

parte

~n

las diferentes ceremonias con que se honra a loa

Reina del Cielo.

El día fijado, un grupo de ellos parte a medianoche des–

de Huari para llegar a Sihuas antes del amanecer.

Son diez pajes, vestidos de negro, con bandas blancas

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