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gan.

En

diez minutos, la vergüenza y el remordimi-ento

hi–

cieroh lo que 'la per·eza no hic·iera en cuatro horas.

En ese momento, toda la poblac'ión se reunió en el

ca~

mino: misioneros, párroco, alcalde, empleados

y .

varayocs,

hombres, mujeres y niños, por fin despertados de su letargo.·

Sin esta energía de nuestros -evang·elizadores, retrasados en

la partida, no ha.brí,an llegado

.oa

su destino hasta media..

noche. Y ·esto sucede siempre en toctas las campañas apos–

tóli-cas.

.-

*

.

En cuanto a la

indolencia de brazos.

...

La vida de los an–

t·epasados del quichua era

r~:gida

por las l·eyes incaicas que

imponían ·esfuerzos moderados, proveían e.l pan 1cotidiano,

disponían fiestas periódicas, no dejaban margen

a.

enri–

quecerse ni a reali-zar ningún ideal pérsonal: no había

porveni¡ que preparar ni exigía la vida ningún esfuerzo extra–

ordinario. Y

así.se

desarrolló durante s'iglos la existencia del

indio peruano. Sus nietos heredaron aquella despr·eocupación,

que hoy imprime un ritmo, sin el entusiasmo cole'Ctivo, a su

-- trabajo individual, ·el que, mezclado con cantos, bailes y mú–

sica, hace que ·el qui-chua moderno avane-e como un caracol,

- haciendo apenas la mitad de la .faena que cualquier obrero

de mediana actividad realiza en un centro civilizado.

Se dirige tarde al campo de

cul~ivo,

regr·esa de él tem–

prano y obs·erva meticulosamente las tres pausas reglamen–

tarias de m·edia hora cada una: la de "sentarse" a las diez;

la de "descansar" a mediodía, y la de "mascar coca", a

las tres.

.

.Si se haUa. de

e.mp-

leado,

~es

aún más remolón y ocioso. -

El vigilante o el capataz no puede ar.ejarse del "enganche"

indígena so pena de ver el tra_bajo interrumpido , o lamen–

tab.l·emente ·ej-ecutado. Esta característ.ica ha dado

or.ig

·en al

sugestivo proverbio: "El indio lo h.a,ce todo al revés, m·enos

el dobl-ar su poncho". Conoc'iendo ·esta circunstancia, los

hacendados los obligan a trabajarles algunas horas gratis,

en compensación, los domingos y días de fi·esta.

En resum·en, la secular esclavitud moral en que · vivie–

ron sus antepasados y la falta personal de un ideal progre–

sista han provocado en el quichua el tradicionalismo irre–

flexivo, la apatía sin iniciativa y el porf'iado misoneísmob

que lo caracte'rizarn.

*

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L