· amigo g-enerosq; pero
~en
realidad, después
de
dar varias
vueltas
y
revueUas a .fin de despistar un posible espionaje,
se dirige a uno de sus escondites. Regresa por otro camin9
-,con algunas monedas, asegurando que l·e ha cos.tado infini–
tos
sacrificios obtenerlas
y
que no puede dar más, aunque
lo echen a la
·cár'C~el,
aunque lo hagan pedazos.
Si el
pr~estador
se mant-iene firme·
y
habla de autoridad,
el astuto quichua repite varias vec·es la misma operación,
hasta a.g,otar la paciencia del
pr~estamis,ta
o provoicar su
compasión. En el primer caso, recibe más de un golpe
y
ha
de saldar
su
deuda sobre. la marcha; en el .se.gundo, el ·inex–
perto ·en argucias qulchuas c·ede(
y
fu
deja marchar, con
lo
cual puede dar un eterno adiós a su dinero.
Si
sucede que aLguno de sus hermanos de
raz~a
econo-
,
.
miza un poco
y
se enriqueoe, los demás lQ. miran oon ·malos
ojos, le toman desconfianza, lo desprecian, lo corus.ideran
. "el animal más orgulloso de la
tierra~'.
Si pertenec-e a al-
-.
.
guna
tri.bu· organizada o
:a
una. comunidad agraria, todos
/
.
se unen para abrumarlo bajo las cargas más pesadas del · ·
clan,
y
us~n
·de todos los
m~edios
imaginables para per.j-udi–
carlo, arruinarlo
y
hacerlo volver al nivel de
pobr~eza
g•eneral.
No ·e.S precisamente la envidia lo que incita a tales per–
se·cucion~s,
sino más bien el instinto ·de la igualdad racial;
·el descendi·ente del pueblo incaico ha sido si-empre pobre
y,
según
ellos,
debe serlo siempre, a fin de no f·altar a la
memoria de los antepasados.
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