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Revisla del Museo Nacional: Tomo XIV.

Cada clase social y cada secci6n del territorio, tenían su forma de baile. Garcilaso

nos dice que los Incas tenían "un baile grave y honesto, sin brincos, ni saltos, ni otras mu–

danzas, como los demás hadan". Molina, nos haMa de que"Abra diez años, poco más o

menos, que hubo una yrronia entre estos indios desta tierra y era que hadan una manera

de canto, el que llamauan taqui hongoy".

Hoy mismo pervive la danza como "una sublimaci6n de las actitudes y los hechos

ordinarios, ella refleja a la sociedad en sus distin tos momen tos de su proceso hist6rico ... . ,.

(l). Así,.la danza ir6nica de! Cujchu, que represen ta al paludismo costeño, enfermedad

que lleva a la sierra el licenciado de! ejército. A su lad o, el médico con bigoti to chaplines–

co y e! soldadito con su descomunal jeringa.

Estas "danzas de curaci6n", han sido utilizadas igualmen te por los americarnos del

norte, shamanes, siberianos, habitantes de la isla Nauru . El sacerdote médicb, indi ca una

piedra hacia la cual la enfermedad ha sido dirigida. Esta piedra es llevada y destruída co–

mo e! objeto causan te de la enfermedad. (2).

¿No sería, nos preguntamos, la taqui onccoy de que nos hablan los cronistas, pare–

cida a estas danzas de curaci6n de la medicina mágica? La tienen, pero aún más se ase–

mejan con las epidemias de taran tismo, afecci6n nerviosa histérica, iniciada con letargo y

depresi6n , que existi6 en la Edad Media y que se curaba mediante la violencia del baile.

Locura de danza, corea menor y mayor, saltomanía, taran tismo, frenesí, son otras tan tas

formas de la danza- enfermedad en las diversas épocas.

La taqui oncco o Ccara oncco, o enfermedad de baile en tre los indi os, fué pues de

esta forma de epidemias, y por tan to una especie de demonopada histéric a.

TRATAMIENTO.-CONFESION

y

PSICOCATHARSIS.

Freud dice, que lo primero que se nos presenta es e! espíritu del enfermo, y este pri–

mer encuentro, entre médico y enfermo, es decisivo en muchos casos

y

es fundamental–

men te psicoterápico. Y los hechiceros del incanato, múltiples como hemos visto, ejerci ta–

ron este factor psicoterápico en gran escala, en forma empírica desde luego, como lo ha–

rán en e! curso de los siglos los curanderos de todas las épocas.

La confesi6n para

el

indio era una instituci6n religiosa de alto valer. El indio cre–

yen te

y

supersticioso,

Sil

confesaba para eliminar los pecados cometidos y reprimidos. Gar–

cilaso deda que la "confesi6n vocal era para limpiarse de los delitos". Polo de Ondegardo

añadía, que tenían la confesi6n auricular, y para lo cual, "tenían confesores

diputados~

mayores y menores, llamados Ichuris (ichuricc) o confesores antiguos".

(1).-

VERGER, PIERRE.-Fieslas

en el Cuzco

y

en los Andes. Buenos dires, 1945.

(2).-

DANZEL,

TH.

W.-Magie el science secré/e. Paris, 1939.