servaron y podemos por ellas determinar los lineamientos
generales de la ciudad aborigen.
El centro de la ciudad
fué
el Waqay-pata o gran plaza
pública, que hoy está ocupada en parte, como se ha
dicho, por la plaza principal moderna. No obstante, la
antigua plaza se extendía al otro lado del W atanay y
comprendía lo que es hoy la plaza del Cabildo y el. área
cubierta por
el
grupo de casas situadas entre la plaza
y la iglesia y convento de
la
Mer ced. D ebo mencionar
aquí que ambos ríos W¡itanay y Rodadero estaban ca–
nalizados con muros de piedra labrada, con escaleras a
inter valos, que descendían hasta el agua y constreñidos
en estrechos cauces; con puentes de un solo tablón de
piedra, o formados de piedras empotradas en cada lado
y unidas por una piedra larga que pasaba de un lado
a otro.
Edificado
el
Cusco sobre declives más o menos abrup–
tos, los arquitectos antiguos se vieron obligados a cons–
truir un primoroso sistema de terrazas para obtener pla–
nos horizontales para sus edificios. Las caras de estas
terrazas eran paredes ligeramente inclinadas hacia aden–
tro y uniformemente de la clase llamada "ciclópea'', es
dec;ir, compuestas de piedras de · tamaño irregular y de
todas las formas concebibles, pero exactamente juntadas
unas con otras. Donde estas paredes son largas
~orno
ocurre en las terrazas de Qolqam-pata- la monotonía
del frente es rota por lo general, con la introducción de
nichos trapezoidales a manera de las falsas ventanas que
nuestros arquitectos emplean para adornar las paredes
sin vanos. Estos nichos son siempre menos anchos en el
dintel que en
el
umbral o parte inferior, como eran casi
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