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DICCIONARIO FOLKLORICO DEL PERU
Este tipo es, a nuestro juicio, el personaje más interesante
de la novela, .porque debido a su
act~ación
se produce en José
Miguel Navarrete y en sus hijos Guillermo e Isabel, todo el "da·
ño" que la Sebastiana envidiosa, malvada, egoísta y sugestiona–
da por los maleficios
~
las brujerías, les ' hace. A consecuencia de
ello, ya hecho el "daño", en el anciano potentado del Norte, que
regresa de Lima después de -una vida plácida, rica,
regalada
y
casi de orgía, con la nostalgia del engaño de la ciudad, y con la
seguridad de que su hijo no es un "zambito" inútil para el tra·
bajo como él pensaba, la Sebastiana, de acuerdo con Esquén e
lpanaque trama el peor de los crímenes, ante el lecho de muerte
del moribundo, que no puede hablar porque Sebastiana, Esquén
y el malero de Batán Grande, le han hecho el peor de "los da•
ños". Y aquí da punto final a su novela· Carlos Camino Calde–
rón . El autor de "El Daño'', cuya novela está escrita con mucha
gracia y humorismo; con profunda obse1vaci6n; emp leando en
casi todas sus páginas los modisrn_os y frases de aquella tierra ri–
ca, genero
ró
a, hospitalaria e hidalga por muchas razo–
nes que s
ama la Generosa y Benemérita Ciudad de San Roque
de Lambayeque tiene páginas de férvido homenaje para aque-
lla tierra
r
hl toria
y
para su tradición.
"El Daño" no élaña a Lambayequc, también emporio de
cultura y de riqueza; pero puntualiza algunas costumbres que es
menester ir desterrando
co~
la cultura y con el progreso. No cre–
emos en la bruj e1·ía; pero si es posible creer en los graves efec–
tos que en la salud hacen
ci~rtos
brebajes administrados en ma–
las formas.
Hay páginas amenísimas en la novela de Camino Calderón.
Las discusiones entre el padre y el hijo, cuando d primero viene
a
~ima,
y se aloja en el cuarto 42 del Hotd Comercio. C:uiller–
mo espera que se vista el padre, y en tanto efectúa una inspec–
ción ocular en el departamento, observa lo "¡huachafo, huacha–
fo hasta la pared del frente!", que era su padre. "Allí estaban
las pruebas hasta en los menores detalles: el monumental reloj
de tres tapas -altq como un queso- de oro bruñido, con mo•
nograma en esmalte azul, y cadena de la que pendían la llaveci–
t-
para la cuerda, y los dijes : b rújula y pepita de oro del Jnambari.
El formidable revólver de calibre 44 . El mondadientes de pluma