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DICCIONARIO FOLKLORICO DEL PERt;
conocimiento; personajes humanos
captado~
en el minuto preci–
so en que la ''personalidad trasciende y se hace luminosa".
S~n.tesis
lograd~
del lambayecanismo con todos. s4s defect?s que no
soñ pocos y todas sus virtudes que son
mu~has.
Los personajes
que en la obra se conducen con tanta
perfe~ci6n
y
que
respon~
'den a nombres que - '-aunque supuestos alguno&--, nos resultan
familiares, bien podrían conservarse en el anonimato y, a pesar
de ello, ¡con cuánta facilidad los identificaríamos! Dor. José Mi–
guel Navarrete y su hijo Guillermo, la Sebastiana y Baltazar
Es~
quén son los genuinos representantes de esos diversos ángulos
que, al converger buscando su unidad, nos permiten hablar de
una región con caracteres
y
modalidades propias. No hay exceso·
en n inguno de ellos; aparecen en el tiempo debido y se marchan
oportunamente después de
pronun~iar
la palabra justa. Don Jo–
sé Miguel, el chacarero y habilitador de gran fortuna que,
par~
aumentarla, no necesita conpcimientos financieros , pues le basta
, ese singular sentido del agio y de la usura; sentido qu,e existe en
determinad
seres como una p'iadosa compensación de la Na–
toraleza, dada a a uellos que, por todo patrimonio, recibieron la
ignorancia.
hijo Guillermo que despier ta a la vida en otro am–
biente
51ue.
en determinado m.0ment0_, palie0e hará cambiar
ei
curso d-e las costumbres familiares, -pero · que a la larga cae
vícti.~
ma de la brujería y de la superstición, concediendo así- el triún–
fo rotundo a esas invariables leyes biológicas. Carlos Camino ·
Calderón, sin alardes literarios y haciendo uso de una grac1a
natural
y
exquisita, nos obliga a seguir a don José Miguel en su
viaje a la capital. Reí'mos con la más sana de las risas de las ex–
travagancias de este provinciano y, en más de una
~casión,
sen–
timos
human~s
deseos de decirle: (Vuelva a su tierra don José
Miguel. ¿No repara en que por más que tenga chauffer checoslo–
vaco y mayordomo japonés; por más que se vista en las mejores
sastrerías y habite los mejores palacetes, será usted siempre cha–
bacano a costillas de quien muchos comen y todos r(en? .Pero don
José Miguel sigue adelante, absorbido por una vida placentera y
halagado por
el
cumplido elogio de l os 'amigos que le rodean y
adulan; elogio que, a la vuelta de una esquina, se con.vierte en
risa burlona y censura despiadada. Con asombrosa fidelidad Car–
los Camino Calderón ha recogido la vida de estas gentes; el