CARLOS CAMINO ·CALDERON
tU
café, cola de carpintero, saco de arroz. ·..
La
gracia del
ekeko
está en que sea lo más pequeñito po–
sible, y que cargue con el mayor número! de objetos. Algunos
de éstos llegan a ser tan diminutos, que apenas se les distin-
gue.
Cuando un boliviano, pues, o un puneño, o un cuzqueño, o
un arequi¡;eño, dice:
-¡Voy ca1'gado como m ¡,
ekeko
/–
QllÍere decir que es un hombre previsor, que carga con cuanto
es necesario' para la vida.
EL CIELO ES PARA EL QUE LO MERECE Y LA
TIERRAl
PARA EL QUE LA GANE !.-Es una verdade–
ra lástima que 1¡1n hombre. tan sabio y tan justo como Lope de
Aguirre -inventor de la frase copiada arriba-, pase a la
posteridad con el ep.í teto de Traidor : ·
EL DELIRIO
[)E
GASACOIMA.-A odo delir' o que
se volvía realidad, los. viejos eruanos, exclamaban:-¡
Aque–
llo fué el delirio de asacoima!-
.
-Qué terrible -pesulta--ser.. g11an hombre
-escribía una
vez Bolívar, y ¡no le .faltaba raz ' n!. . .
Eso de que tirios y troyanos
Yivan
pendientes de nno,
que analicen sus actos, y que les den ·proyerclOnes equivcxa–
Gas o torcidas casi siempre, es tan desagradable
y
hmnillante
como que le corten a
w.noun brazo,
y
que con él !e den una
paliza:
,
Por regla general, los hombres no juzgan los actos aje–
nos
sino en relación con sus propias ideas, sentimientos
y
con–
veniencias. Un individuo pasó por un bosque, y vió cierto ár–
bol:-¡
Que b'ttena ,corteza
!--dijo: era un tintorero ...
Pasó otro indivíduo:
-¡Q11té bu,enas vigas daría!–
exdamó.: era un ·carpintero. -. .
Pasó nn tertero:
-¡
C
?Jtántos nidos!-
murmuró: era un
poeta!. ..
Cada uno de esos tres individuos, no se había fijado sino
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en lo gue le interesaba.
Ahora bien: la sorpresa de Casacoima donde al Liberta–
dor y a un grupo de sus conmilitones
se ld secó el guano
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