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DICCIONARIO FOLKLORICO DEL

iE.RU

Ejército que a órdenes de La Mar marchaba a cascar las

lien–

dres a Bolívar, se }X'esentó como voluntario en uno de los re–

gimientos de Caballería mandados por el bravo y gallardo

Coronel Don Luis José de Orbegoso, un muchacho llam<.:.do

Martín V ilela.

·

·

El tal Martín era¡esclavo de un industrial que fabricaba

jabón en la Mangachería de Piura, y se encargaba de trasla–

da!) ese artículo desde la

Tina

-

un enorme prisma con fqn-

1

do de cobre y paredes de guarangos estopadas con fibra de

coco- hasta las chinganas y pulperías del barrio del Playón.

Desde el alba hasta el ángelus, Martín recorría las calles

de Piura arreando su recua de burros de Pabúr, soltando sa–

pos y culebras por la bocaza de horno, y blandiendo la terri–

ble

nicula

de .corazón de algarrobo, sujeta a la muñeca con co–

nea de cuero. Porque -

¡éso sí!'- en aquello de llevar

ni-

1cula

y manejarla a las

m~l

maravillas, era

m;~¡,: ~h:rano

que el

seco de chú¡o .

..

Al igual de todo el que se entiende con piajenos (burros)

Martín usaba

nicula

desde que

empezó

a -usar pantalones; y

al igua

él

i:odG

también, la empleaba¡ n,o sólo- para

apaliar

a

los jumentos, sino para los más variados menesteres: desde

tvmbar algarroba para el pienso de la recua; hasta para pro–

pinar un pasagonzalo al muchacho

malcriáu,

o a la china

malgeniada.

En un periquete, Martín aprendió todo lo que su cabo

de escuadra quiso enseñarle; y cuando ya era un soldad<:> que

sabía vestir

el

uniforme con propiedad, que sabía limpiar sus

·armas, y que no trastabillaba al oír las voces de mando

el

Co-

'

ronel Orbegoso- que tenía muy buen ojo -lo escogió para

que le serviera de Ordenanza.

·

En su nuevo puesto, Martín dió señaladas pruebas de

C<~pacidad,

y de aplicación. Hacía de todo, y todo lo hacía

bJen¡. Era la romana del Diablo! . .. Además, como tenía el

genio vivo y la propensión epigramática de todo buen

manga–

che,

sabía contar ,chas,carros. de los cholos

sechuras

y

cataca–

dos,

y hazañas de los bandoleros de Pilán y el Coco; y era tan

liberal y comedido, que cuando a los oficiales de su Regimien-.

to el cuerpo les pedía guerra, siempre sabía en que

chtichero