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Capítulo décimoquinto
L .A
ANTITESIS
ESP
A&OLA
LA INV
ASION
DE
LOS BARBAROS
"Nuestro mundo acaba de encontrar
otro, no menos srande, pleno
y
mem–
brudo que él,
y,
sin embargo, tan
nuevo y tan nifto que se le ensefta. to–
davia su abecé; no hace ni
50
años
que ignoraba las letras, los. pesos,
las
medidas, los vestidos, los trigos, las
vifías. Estaba todavía desnudo en el
regazo y no vivía más que de los me–
dios , de su nodriza. . . Mucho me temo
que habremos apresurado demasiado '·
su declinación y su ruina por nues–
·tro contagio y que le habremos ven–
dido muy caro nuestras opiniones y
nuestras. artes. · Era un mundo-niño."
(Montaigne, "Ensayos", lib.
3.
cap.
6.)
'
.
1
d~
Huayna–
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~l!r ,
....
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izarro des-
~~~""~~ i;;l.~·'l4·e
un puñ.ado
.
'
Choque for-
re
los ·europeos
individualist · , rutales
y
v os, e o ·en de ini-ciativa
y
d-e una maravn1osa auaacia, y d·e los indios, cuyo régimen
socialista les había roto la voluntad. La fortuna sonrió a
.
-
la temeridad y el imperio
se
d-errumbó, pero el choque debía
ser fata1 ·tanto a los v·enc·edores como a
los:
ven·cidos, ya que
los españ.o1es llevaron consigo, junto con el oro de América,
los g·ér.menes d·e la de·cad-encia . . Los a-con
t~cimientos
histó–
ri·co.s
son
muy conocidos
y
no
nos
toca contarlos una vez
más, pero
pare.ceque los .co_nquistadores
españ.ol·es· han sido
a menudo mal juzgadOs.
.
.seria pueril quer·er comparar Estados tan · dif·erentes
como el P·erú
y
Españ.a, uno con sus estadísticos ·
y
sus
f"Qn -:
clonarlos,
e~
otro con sus inquisidores, sus -caballeros y
sus
mendigos. En uno, tOdo era orden
y
obed-iencia; en el otro,
todo era impulso
y.
orgullo. El imperio peruano s·e resumía
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Imperio.-25