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EL IMPERIO SOCIALISTA DE LOS INCAS
"Riqueza de las Nacion·es" (177·6) (1),
y
Roberts<;>n (1777); ·
pero nadi-e .los escuchaba,
y
es sólo hoy cuando empiezan a
conoc·erce las "Reflexiones impar·ciales sobr·e la humanidad
de los ·espa.ñol·es
~en
las Indias", de Juan ;Nuix, ·escritas en ita–
liano
y
traducidas al español, .Yel ·capítulo de ·Colm·eiro a que
~.emos
aludido antes (2). Finalmente, en nuestros dias, algu–
nas voc·es han logrado
~aejarse
oir: Marius
André
en Francia
(·3), R. Altamira ·en España '(4) y
·C.
P~ereyra.
en México
(5) ,
se
esfuerzan por reformar los juicios
lig·e~os
que los más res–
petables autores
.creye.r~n
deber emi-tir sobre la obra de
Españ~
en América. Se dibuja, pues, una reac·ción contra
.C.'
#
-
los errores acumulados en
1~
manuales escolares, reacción
que,
-a
su v-ez, parece excesiva en .ciertos aspectos.
Ya
no ·es ermitido ignorar al presente lo que
los
venc_e-
dores han ado a los
l cu tivos europeos (6),
1
d-esconoc·er
aitos fun·cio
i
tíficos; ni
or el rey, los
suert·e de los
.ra v·ez dirigi-
ra
co
presidente La
oledo.
¿Y
cómo no admirar a ese
,.,
( 1) "El
mismo Gobierno de España. a pesar de lo arbitrario
y
vio–
lento que es, se ha vtsto obligad-o, en muchas ocasiones, a revocar o modi- '
ficar las órdenes que había dado para
~1
régimen de las coloni-as,
y
h-a
cedido por temor de promover una insur.rección gener·al"
("We~lth
oj
Nations",
lib. IV,
c·ap.
7,
trad. franc., · ob. cit .• p.
177).
Sin embargo,
Adam Smith reconoce los· progrésos producidos en las colonias españolas
de América.
(2) Véase,
p.
389, n.
l.
(3)
"La fin de l'empire
esp~gnol
4'Amérique".
París,
192~.
''Bolivar
et la démocratie" :
París,
1922.
"Les guerres civiles et le césarisme en Amé–
Tique espagnole". "La revue UJJ-iverselle",
15
de diciem'bre de.
1925.
( 4)
"Resultados generales/en el estudio de la historia coloni-al ameri–
cana, criterio
histórico
resul'funte".
"21.
6
Congrés International des Amé–
ricanistes".
La
Haya,
1924,
p.
425.
(5)
"L'Oeuvre de l'Espagne en Amérique",
o'b. ·cit. "Historia de la Amé-
rica española",
2
vols. Madrid,
1920-.24.
.
.
(6) Como lo observa
J.
Prad<:>
y
Ugarteche, no sería justo exigir que
los espafioles 'hayan hecho en beneficio
de
Am·érica lo que no habían hecho
en su propia patria, y no haJY 1que olvidar que en E&paña l·a _agricultura
no era siquiera ifloreciente ("Estado soclal del Perú", ob. cit., p.
41 ) .
(7) V. Fried.erlci,
"Der Charakter der Entdeckung",
ob. cit., p ág .
426.
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