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mento en que ,el poder cae en manos de esos jefes enérgicos,
llamados caudillos, tales co1no Porfirio Díaz, Guzmán Blan–
co, Garcia Moreno, el doctor Francia, ·el general Roca. En–
tonces el país puede entrar en la vía del progreso, pero en
s~eguida
se alza el clamor de los liberales indignados, el cau–
di~lo
es barrtdo por la r·evuelta y el desorden vuelve a
ell?-pezar ·(
1) .
· Eri cuanto a la situa·ción de la gran masa del pueblo,
es
la que fué si·empre. Los últi-mos
d~scenditent,es
del inca,
de la antigua
élite,
·exterminada por Atahualpa y por los
sep.añol,es, han .caído ·en el olvido (2) y "los indios --como
1
dice Tschudi- ·están hoy más atrasados que en el momento
de la
~conquista
española" (3) . Siguen siendo
sumisos, des–
confiado y supersti·cios s ·
·1
per~za
mental
constituye su
ti
da;
la debilidad
c1a de higiene,
:o
conocimiento~"
ia de la habita-
~ció•n
y . e
·ellos viven en
cabañas
paja, sin ventanas: continúan dur-
miendo vestidos, poniéndose ".de cuclillas en el suelo para
(1) Desde hace algunos años la :situación ha m
·ejora.domucho
y
parece
haberse alcanzado por fin un estado d·e equilibrio.
Una era de calma y de
prosperi~ad
se ha abierto para la América del Sur.
(2) Según
Garc·i~ a,so,
•en 1603, m·erios d·e un siglo después de la con–
quista, los últimos descendientes de los incas presentaron una humilde
petición .a sus vencedores para pedir una reducción en los tri·butos que so-
. porta'ban,
y
en esa época eran 567 ("Comentarios", lib. 9, cap. 40). Fré–
zier cuenta que exis
tía enLima, a comienzos del siglo XVIII, ·una fami–
lia de la raza de los
inc.as, cuyo jefe se llamaba Ampuero. El virrey, a su
entrada a la capital
del ·Perú, no dejaba de rendirle una especie de home-
naje público ("Relación", p. 249).
·
(3) ".Contri'buciones . . .
"~ • ,
p. 38 . No pretendemos en ninguna f.orma
que los indios no sean
perfec.tibl~s;
varios de entre ellos se han distingui–
do en las artes, en la ciencia o en la política, y se puede creer que la
masa tomará un día conciencia de ·sí misma -a este respecto sería inte–
resante saber si los incas eran de la misma
ra~a
que sus súbditos--, pero
los rojos insisten
hoy
día en creerse ·a sí mismos inferiores a los blan–
cos. a tal punto que los que han llegado a ocupar cierta posición social
se apresuran muy a menudo a renegar de su pasado y a despreciar
a.
sus
.
her~nanos
de color.
(4) Means, "Breves apuntss ... ", ob. cit. , p. 45.
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