· Recibimos igualmente la obra de Castro-Pozo: "Nuestra comunidad
indígena."
(Lima,
1924).
Remitimos a este estudio muy concienzudo al
lector deseoso de conocer las supervivenci-as de las e.ritigua.s· costumbres
que se encuentran en 1a meseta y que no podríamos pasar en revista aqui.
Hagamos notar solamente que la división deJ. trabajo no existe .en la co•
munidad india actual; que el ·hijo es colliSiderado aún como propiedad de
_la familia y que, a despecho de las leyes, es vendido frecuentemente co–
mo sirviente por su padre; que el matrimonio, si no es obligatorio, h-a
conservado por lo menos un carácter social, y son los padres los que de–
ciden a menudo las. uniones sin consultar a
los futuros cónyuges. Se
conci'be que, fundada de este modo, más bien sobre el interés que sobre
el sentimiento,
1a
familia india sea poco atrayente
y
se explica el gusto
d~
sus miembros por el silencio y la contemplación.
Mencionemos ·por último, como recprderls, un panfleto de una fan–
tasía delirante, de A. Bontoux, titulado:
~<Le
régime économique des In–
cas"
(·París,
1927).
biblioteca
nacional
del -perú
-402-