1
L
o
u
I
S
B
A
u
D
N
des
materiales, en lucha ·contra · el hombr·e
y
la naturaleza,
bastaría para ha·cerle sentir esa f.eUcidad;
La aqui·escencia misma al ·orden estable·cido, el exacto
cumplimi~ento
de la tar·ea impuesta, el sentimi-ento, avivado
por los
poetas~
de ser la célula d·e un cuerpo admirable, eran,
fuent·es de alegria .que mantenían puras de todo fermento
de envidia la s·eparación de las castas y la limita·ción de los
des.eos (1
r.
En·
cuanto a la libertad individual, sólo podían echarla
de menos los que la habían conocido e:p. los país·es reciente–
~·ente
som·etidos.
Es
tranquilizador sentir las
fas~e.s
de la
·vida -corrtente, ord-enadas como un teor·ema, y basta con no
tratar de romper las barr·eras para terminar a la larga por
creerse
lin-
r-e~~------
Si e bi n.estar y la
obleto d
la
·
máestra. El
"".¡,..........""
icidad, son el
alizó una obra
ritmo monótono
i
n ·1\eg amentada.
~~.-~,~~r
r·a
el dl
· r
1
o de la persona-
.
ue se mira ·co
·o el obleto d·e toda exLs-
-___;..
_____
tencia~
entonces 'el. sistema peruano ha sido la mas desastrosa
de las experiencias sociales. El inca sum·ergió a sus súbditos
·en un sueño vecino.dte la muerte; les arrebató toda digni–
dad humana. Ciertamente, hay mom.éntoo en la existencia
,en que uno se si·ente fatigado de luchar, en que ni siquiera
se querría tener que pensar en nada
y
en que se envidia a
los que no tienen más que obe·g·ec·er a una intelig·encia más
(1) "El
~que
envidia a otr:o ae hace mal a sí mi:smo", decía el inca
Pachacutec
(Garcilaso,. "-Comentarios", li'b. VI, cap. 36) .
Lo
que lamen–
tan hoy los habitantes de la m,eseta, aunque sus deseos son bien restringi–
dos, es la época en que estos deseos eran .
más
restringidos aún. Hemos
oido la misma queja formulada en el Ecuador
y
en Marruecos: el extran–
jero ha dado a . los indígenas deseos nuevos que son su tormento. En
nuestros paises civilizados
los deseos crecen · más ligero que los medios
de satisfa;cerlos,
y ·
he .a,quí por qué tantos indiV'iduos que gozan de un
bienestar más
y
más grande no dejan de lamentarse
y
son en realidaq
máS y más desdlcl).ados por su propia culpa.