Capítulo duodécimo
LA EXPANSION DEL IMPERIO
portantes, ha
El rey: "Hay que llamar a los
enemigos amigablemente antes de com–
batirlos, y hablarles con dulzura. Cui–
da de verter la sangre inútUmente
y
de inmolar inocentes" .
(Ollantay", escena
ni,)
~lid #l~C!Cl""ft'ti'lS't"'
os im-
tipo de la soci
a~"W''I~
proto–
~U
...
.I;:I'Ofl~ista"
(
1) .
Ulioo se han
¡cc;o~~~~~~:
esta
expa~ión
.del
imperio como
!e
r onfedera-
ción de tribus
~~~llili.W.~n~loJ....
, por la fuerza del
.
.
número, a las agrupaciones aisladas,
y
las expediciones de
los .soberanos .q·el Cuzco no han sido
máS
que paseos ·mili–
tares
(2).
Otros, poniendo d.e relieve la poca r·esistencia
ofrecida a los españoles por los peruanos, pintan a los in-
-dios como a gentes sin valor, hasta el punto que
el
lector
llega a imaginarse el Perú ·como un Estado singular, por
una parte extremadamente militar, pero cuyos .habitantes
era;n, por otra, sumamente paci.ficos. Estas exageraciones
~tán
d-esmentidas por los hechos.
·Es
verdad que
~os
incas
dispusieron d·e un ejército numeros?
y
bien organizado
y
(1)
Spencer,
"Principes
de
Sociologie...
Trad. franc.,
t.
s.
p . 778.
Belaúnde, "El
Perú
antiguo", cap. 7.- Trlmborn,
"'Der KoZZekti v i smus, ,
p.
984.
(2) Era
ya
la opinión de Ondegardo
("Repor t ",
p. 158 ) . Cun ow la
h~
vuelto a tomar ·exagerándola
("Die Soziale Ve-rjassung . .
•
",p.
50).
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