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logías con esos achaques de origen desconocido para el pueblo e in·
criminados a
los
poderes malignos del ' ' huaira' '. En efecto, curan
el ''mal de los siete días'' en la misma forma que hemos visto ante–
riormente, esto es : recogiendo ''la basura de las cuatro esquinas del
rancho del enfermito y sahumando con ella la enagua de una mujer
llamada Juana''. Una vez realizada esta operación "se envuelve
con
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prenda al niño''.
LA MALDIJADA
Esta enfermedad, llamada también "mal de ijada", recibe su
nombre de la voz "ijares", espacio que corresponde en el hombre
y los animales a los flancos y el hipogastrio,
·,o
sea, a la porción que
media entre las costillas y los huesos ilíacos.
.Ahora bien, todo dolor que asienta en esta zona es llamado:
"dolor de ijada" o, simplemente, "maldijada", comprendiéndose
en esta desi ación eneral, los dolores del hígado, del bazo, de los
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del apéndice, as:r com los producidos en ambas porcio–
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Se recomienda en estos casos ''el agua de cepacaballo (Xanthium
espinosum) ", tomada" antes de hablar con nadie" o sea, en ayunas.
Dicha planta contiene saponinas.
En proporción de tres a cuatro gramos por taza, recétase en in–
fusión para contrarrestar los cólicos hepáticos
(1)
y Latzina dice
que "la infusión teiforme es emoliente, diurética, y un refrigerante
poderoso para las enfermedades del hígado'' (
2 ).
Suele emplearse también ''el agua de cola de caballo (Equise–
tum giganteum) tomada en ayunas'' y cuyos efectos colagogos han
sido muy apreciados. Recuérdese que dicha planta contiene ácido
salicílico en buena proporción.
(1) VICENTE PAZ:
Flora Santiagueña,
pág. 76.
(2)
"Plantas industriales
y
medicinales de la República Argentina".