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(brujos o curanderos) empleaban las orinas o los excrementos hu–

manos para la frotación de los enfermos.

En este breve capítulo sobre l.a "hincadura" o "pinchazo'', como

también se la llama, no puede faltar el consejo del Dr. Mandouti que

prescribía: La raíz de la caña de castilla majada, como emplasto o

en rama''. Esta medicación nos recuerda que el pueblo suele usar

en casos análogos "el polvo de la caña hueca (Arundo donax)_ ",

para cicatrizar las heridas producidas por ''hincadura de espina''.

LA HINCHAZóN

¿Es éste, realmente, el nombre de una enfermedad

1

No, pero en

algunos casos puede calificarla. La palabra, por lo común, sólo in–

dica el síntoma, caracterizado por el aumento del tamaño o volumen

del cuerpo o de una porción de él. La "hinchazón" puede ser, pues,

generalizada o localizada. El conjunto de enfermedades que puede

originar este sínto a no in eresa a a medicina popular. Se está en

presencia de algo a

mal, de algo e

· · t ·

y

eso

basta. La terapéu ica

Aquí, como e

acompañado por e

plo : ' 'hinchazón d 1

n

·waJ:!:!l:Cf~~

bién : "aire o pas

''los pechos'', etc.

--------

La receta que consignamos más abajo, para la ''hinchazón de los

pies'' es muy ''aprobada''. Consiste en ''tomar nueve días seguidos

un té de hojas de coca del monte (Erythroxylum argentinum), man–

zanilla (Anthemis cotula ), anís tostado, zarzaparrilla

(Muchlem~

beckia sagittifolia) doradilla (Blechnum occidentalis) y té

J

oselin".

Aparte del valor que estas hierbas pudieran tener como sudoríficas

o diuréticas, es indudable que con esta recet.a se persigue un bene–

ficio de carácter mágico, por la influencia de los numerales consa–

grados por el uso y la superstición. No sólo se ha de beber "nueve"

días ininterrumpidos la infusión de marras, sino que ella está com–

puesta de "seis" clases de simples, vale decir, el número "tres" re–

petido ''tres y dos'' veces. Algunas personas aconsejan los sudorí–

ficos con buen criterio para el tratamiento de la ''hinchazón''. Con

€Ste fin acostumbran ''sahumar al enfermo con humo de yerbamate

(Ilex parag11:ayensis)

y

azufre, arropándolo hasta que sude''. Y no