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zado en otros pueblos como eficaz para la curación de enferme–

dades graves, siendo un testimonio de ello el caso de César Borgia

que~

según cuenta la historia, fué encerrado en el vientre de una

mula viva durante su enfermedad. (CABANÉs,

Remedes d/autrefois,

págs. 96 y 97).

En el siglo XVIII esta práctica

es

todavía muy usada. En 1741

el Cardenal alemán Zinzendorff, debiendo asistir

a

un cónclave,

solicitó permiso para conducir un cerdo, en cuyo vientre, después

de sacrificado el animal, debía introducir su pie gotoso, y el Ma–

riscal Lannes, curó de sus contusiones que le produjo una caída de

su

caballo, después de ser envuelto en una piel de carnero todavía

Q.umeante.

(SEBASTIÁN BLAZE,

Mémoire d'un aptothica,ir·e sur la

guerre d'Espagne,

pág. 750).

Cuando la "debilidad" proviene de _la convalecencia de una

€'nfermedad infecciosa, se preconiza,

y

en este sentido es muy ·em–

pleada, ''tomar la leche de la vaca negra' ' y en algunos casos ''la

leche de burra". No sabemos q"Q.é

influencia tiene el color de la

vaca sobre la calidad y las propiedades de la leche, ni si los ca.–

ractere

ominan es

e

egro -según las leyes de Mendel- im-

productos mo · ·

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o también: ''no

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ento para nada '.

pérdi a

e fuerza, este ''desgano

o

dejadez ' sue

e

curarse ''tomando sangre de león recién carnia–

do' '. No hay duda ninguna que el vigor y la ferocidad del león

han debido impresionar fuertemente los .sentidos del pueblo; sobre

todo en tiempos en que, por las circunstancias de su vida nómade;

el gaucho se veía obligado a enfrentar la única fuerza realmente

temible de la naturaleza, la del león,

y

luchar con ella a

b~azo

par–

tido. De esa lucha, el hombre sacó, como consecuencia, la idea del

esfuerzo que necesitaba para vencer, esfuerzo que no sólo requería

vigor muscular, sino ferocidad, ·coraje, algo propio del león en su

corazón de hombre, en su sangre, en su vida.

Y

como el concepto

general asignaba estas características a la sangre del león, qué ex–

.traño, pues, que la gente la prescribiese para adquirir fuerza

y

bravur~

y que recurriese a. las propias fuentes, ''les sources de la

vie"

com~

le llamaba Libarius cada vez que sentía

el

ánimo débil

"f

la

voluntad apagada.