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,
D.-¿ Y este Sacramento no opera en nuestra alma más
que una sola confirmación?
M.-- En efecto, imprime en nuestras almas una nota
im–
perecedera. Y es por esto por lo que no se recibe más que
una sola vez.
[476]
D.-¿Pues qué? ¿Necesita entonces nuestra a,lma
otra señal como si no fuera suficiente ya de suyo la señal im–
presa en el Bautismo?
M.-No sin razón se :repit e esta nota o seña-1 sobre nues–
tra alma. Pues por la primera se le identifica a uno corno
cristia no y ciudadano de Cristo, por la segunda, en ·cambio,
se le puede reconocer como saldado de Cristo, por llevar en
su a.ilma 1a insignia de su capitán,
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a la manera que
los. soldados acturues suelen llevM' este mismo emblema y
distintivo sobre el uniforme. Sirve, además, esta nota o señal
de la confirmación pam mayor confusión y baildón de los
condenados
1
en el infierno, que después de ha berse comprome–
tido
aJl
recibir este Sacramento a ser soldooos . de Oristo,
apostataron de él.
D.-¿ Sabes alguna historia a propósito de este Sacra–
mento?
M.-A pesar de haber consult ado muchos libros, no h•e
encontra:do más que lia que voy a r eferirte,
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por si
en algo puede serle provechosa a tu ·alma.
Cuenta Tomás de Oantimpmto, que había un vaquero pú–
blioo que, a pesar de &8r ciego, guardaba a tatl. perfección el
ganado, que aun en parajes apartados y distant es del pobla –
do, en que era ·difícil por la proximidad de sembr ados
y
caJill–
pos vedaidos mantener a r aya a la vacada, era •rarísima il!a r es
que se le descandaba. Pero
1o
más admirable era que cono–
cía tan a maravilla sus vacas, que sabía cuá!les eran negras
y
cuáles blancas o de otro color,
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y hasta tal punto,
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