[209-210]
de se levantaba su casa encontró que había sido edificado
un convento. [209] Como dij'era al portero que él era el
dueño y señor de aquella región, éste se lo comunicó al abad,
que salió pronto con más monjes y habttantes de aquel
lugar; y como ·en presencia de todos el caballero pre–
guntara quién había podido hacer que, habiéndose au–
sentado él tan poco tiempo hacía de aquel lugar, su casa se
hubiera convertido en un monasterio en tan breve espacio,
respondióle el abad que aquel convento había sido construído
hacía ya más de doscientos años. Pero el caballero· replicó:
"Pero si yo he marchado hoy mismo. " Como esto oyera un
monje muy anciano, se acercó y dijo: [210] "Yo recuerdo
hab'er oído decir al abuelo de mi padre que él vió un día salir
de viaje, sobre un caballo blanco y acompañado de dos perros,
al
dueño de esta región, que, al salir, dijo volvería en segui–
da." Como computaran, pues, el tiempo que había transcu–
rrido desde el día de la partida del caballero, encontraron que
eran doscientos cuarenta años, a pesar de que él sostenía
haber prometido regresar en el día y no haberse· detenido
sino ·el tiempo indispensable y preciso para comer los residuos
de un banquete, todo lo cual a él no se le antojaba más largo
de un día. Pues de aquí puedes deducir una ligerísima y muy
vaga idea de lo que es la vida celestial.
ti
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