CAPITULO IV
Declaración de la Oración del Señor
[211] D.-Ya que acabas de exponerme el símbolo dé la
Fe, yo quisiera que me dijeras qué es lo que he de esperar
y
pedir.
M.-Todo esto que tú solicitas de mí se contiene íntegro en
la oración dominical, que nos muestra-qué hemos de pedir
y
a quién habremos de dirigir nuestras oradones.
·
D.-¿ Cuál es, entonces, ·esa oración?
[212] M.-Esta: "Padre nuestro que estás, etc."
D.-¿Y por qué esta oración se antepone a todas ias
demás?
M.-Primero, por ser la mejor de todais, pol" habér sid0
elaborada por el mismo Jesucristo, que es el primero de todos
en nobleza y precedencia. Segundo, por ser más breve y póder
aprenderse y retenerse fácilmente en
la
memoria,
y
por enc'e–
rrar, sobre todo, cuanto hemos de pedir a Dios. [213] Ter–
cero, por sernos fundamentalmente útil
y
eficacísima, por ha'–
berla compuesto Jesucristo en persona, que sabe mejor que
nadie cuál de todas las peticiones ·es la mejor acomodada a
nuestras necesidades. En.cuairto lugar, finalmente, por ser ella
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