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viado con blanc_a vestidura y llevando sobre su hombro dere–
cho una paloma, alguien cuyo rostro tenía cierta semejanza
con .las dos apariciones de las noches pasadas, y al que, mi–
r ándole con ojos jubilosos, le preguntó quién era y qué ob–
jeto le traía a la morada de un pobre moribundo como él, y
por qué le consolaba con su presencia a él triste y temblo–
roso.
[157]
Respondióle a este punto ei visitante que él era
ei Espíritu Santo, procedente del Padre y del Hijo y dotado del
mismo poder que estos dos, y que venía a anunciarle que
sus .pecados le habían sido perdonados y que tenía, por ende,
francas y expeditas las puertas de los cielos. A lo que con–
testó el enfermo:
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"¡Oh, consuelo de los desgraciados,
¿pero es posible que esté aJbierto el paraíso para quien antes
ha sido condenado al infierno por el Padre y el Hijo, y que
haya quedado ya revocada mi sentencia de condenación?"
"Confía, hijo mío-agregó el Espíritu
Santo-y.nodesconfíes
de tu sailvación. Pues es tan poderoso el brazo de la penitencia,
que aun
a1
Supremo Señor, al que nadie puede igualar en po–
der, es capaz de vencerle,
y
al que no se puede mudar lo muda
y aplaca en su enojo. No dejes; pues, de hacer esta poderosa
penítencia
y
encauza tu alma hacia el cielo con buenos pen–
samientos
y
mejores acciones;
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pues dentro de tres
días volveré por aquí para llevarme tu alma a disfrutar con–
migo de la eterna bienaventuranza." Y, dicho esto, desapare–
ció. Cumplidos, en efecto, los tres días', murió como un santo
y
voló al cielo. De todo lo cual tú debes de sacar como aplica–
ción práctica que has de amar de todo corazón ·a Dios Padre,
y
no sólo al Padre
y
al Hijo, sino también al Espíritu Santo,
que es la terceTa Persona de la Santísima Trinidad.
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