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voy a buscar algo con que solemnizar nuestro enlace. To–
mó su arco y sus flechas
y
se marchó; pero volvió pron–
to,
trayendo un venado y varias aves, que yo cociné; y
con eso y algunas frutas festejamos nuestra boda.
Cuánto deseaba yo que vosotros hubieseis sido testigos
v partícipes de mi felicidad! que
verdaderam~nte
era
1
p-ninde hasta que me inquieté por vosotros, y me dese.s–
peraqa por volveros a ver.
¡A,_
buena h6ra! dijo el padre con desdé!). Y, ¿Os
,Jesa de verme padre mío? preguntóle la hi,Ja.--N
o.,
cbn–
:estó el padre. Pero ¿dónde está ese Inca, dónde se ha
1uedado? baya imilla, nmcho recelo que tu largo cue,nto
S
un
>enre~o
para alucinarnos
y
disculpar tu disoluciÓn.
)i lo que dices fue-se cierto, me tendría por .el padr:e más
tf.ortunado. Pero ¿.qué pruebas nos das de que 1'1os dices
a verdad? Mi misma preñez, col'! testó la
jov~n
india, y
ni desembarazo os convencerá completamente. El aire
le sinceridad con que la imilla se expresaba, protestando
le su verdad, les hizo creer que podría ser c!er'ta su rela-
ión, y la cuidaroP. con es.mero hasta su parto.
En efecto, a los pocos días parió,- y los anéianos
e volyían locos rle contento al ver a un niño de cutis
')lanca, de pelo rubio,' facciónes más finas ·que cuantas
:riaturas habían visto hasta entonces. La
pá.r~da
tomó
su hermoso hijo, lo besaba con frenesí, diciendo qué
ra un vivo retrato
d~
"Su padre. Esa declaración qu'e re–
>etía la india con delirio, excitó el deseo rle los viejos,
¡ue la conjuraron para que les dijese si era vivo y dón–
le estaba. Vivo está y _no muy lejos de aquí, les respon–
iió ·la hija, y si no se ha presentado todavía, es, porque
>rimero ha querido saber si t'endrías
human~dad
conmi–
~o
y hospitalidad
co~
él. Si viene, ¿lo recibiréis cual él se
nerece, siquiera como a mi esposo? Sí, gritaron los pa-
1res; dinos de una vez donde se halla, estamos de ses
pe-