eella". Y agrega a continuación: "Tantas como .eran las casas donde el mismo día
se •\!elebraba la mEmoria de los antepasados, eran lo'S a.vestruces ofrecid•: s e inmo–
;ados. Los convidados hacían al invitante regalos a. conci ición de que éste, en igual
circunstancia, ·\!orrespondiese a ellos. Por la infracción
a¡
tal pacto, surgían l as más
tremE.ndas cuestiones, pues la
oblig~ción
de '\!umplirlo se transmitía a los hijos y
descen riientes de ulterior es grados. Tres días duraban los banquetes funerarios y
al cabo de ellos era p1:eciso derramar lágrimas forzadas por espacio de una hora,
a las que sucedían risas, bailes y embrif:.gue\!es".
Lizondo Borda encuentra correlaciones de
é~tas
ceremonias con
la fiesta de la
Telesita
y los velorios de los angelitos que "todavía se
hacen en algunos rincones del Norte.!''. Admirable acierto, pero pudo
haber agregado la ceremonia del "tomo y obligo".
Nosotros hemos encontrado evidentes comprobaciones en el Vo–
cabulario de Machoni. El mismo vocablo
Telesita
satisfacería el senti–
do
lule-tonocoté
de la leyenda. La voz se compone, sin duda. de
tily,
que significa "estar hablando con las nubes y la lluvia" (1) y
sita
partícula que tiene dos acepciones, una de las cuales equivale a.
hay,
es
o
está
citada por Lizondo Borda·, apoyado en Machoni. La forma–
ción completa de esta locución. sería, entonces
Tilysita,
igual a "está
hablando con las nubes o la lluvia". Hallado el fondo místico del vo–
cablo, ya que la lluvia, el trueno, el relámpago y el rayo entraron
siempre en el vuelo religioso de los pueblos aborígenes sudamerica–
nos, es fácil descubrir las circunstancias y relaciones legendarias que
dieron vida perdurable a la leyenda de la
Telesita¡{2).
(1)
Véase la
vo~
"trueno" en el Vocabulario Comp•arado•.
(2) Alguna vez hemos dicho que la cer.<:omonia de la
Telesita
•es sin duda una de
las manifestaciones más francas y vivas del cará·der de 'los
pueb~·os
n o,rteños,
porque en
~lla.
se esfuerza el hombre en
pro·~urarse
una diosa surgida . de sn
propio organismo mo1·al, aJ:rastrando a .sus devc1tos por la per..diente del pla–
cer para enseñarles con mayor tr,a.nsparencia visiónaria los halago•s y fr
1
uiccio–
nes de la superstición.
Hay
qui~nes
afirman que existió. Siendo muy niña, la
T t.\lesitta
se -dedicó
candqrosamente al baile. Lo único que hada aa ,danzar. Y a medida que iba
creciendo entre la tribu n
ómadey h eroica, aquella •afición innata en ella se
convirtió .en- verdadero apo
•stola.do. Hasta .ese entonces la
Tdesita
era sol·o una
moza, del montón. Su sant
idad vino ·después, cuando¡ su trágica muerte atrajo
hacia los arcanos de la alucin.a•eión colectiva, la magnitud de sus
posibilidade~
milagreras.
.
La
Telesita
se retiraba de los
bail.esantes, que asoma-se el so•l. Aquella ma .
drugada lo hacía dignamente en
tre la ind,iferencia de una ma-yoría .ululante
y
ebria,
per~
deteniéndc¡se en pleno campo habló a las nubes con acento desco–
nocido y nuevo•. La ,amplia bóveda respondió al llamado.
La
tierra, hueca de
sed, retumbó en la estrid.encía de un relámpago. Y una -colosal l engua de fue–
go bajó hasta ella envolviéndola totalmente y regresando
1
a
La~
alturas entre
densas ·\!ortinas de agua y viento.
Desde entonces la
T dlesita
es uno• de .los símho]os más concretos ·de Jas dan–
zas nativas. Su cC!ndición sustantiva es la alegría,. Una aLegría
1
sin desviacio–
nes ni enga.ños, que se mueve y adqui.ere vigor extraordinario entre los con–
tornos del dibujado d·el baile. Y el extravío de las haciendas,
1*
enf.ermedades
incurables, !as largas sequías, la. secreta angustia ·de cualquier !tormenta es–
piritual, toda esa estructura supersticiosa ·cqn que la gente sencilla imagina
sus miserias venideras o presentes, se conjura con una promesa a la
T elesita,
consistente en una fiesta popular donde debe realizarse un bautismo -em–
blema del estado de ca.stidad en que murió la dio_sa.
Estas ceremonias, a las que ·el pueblo1 dió _la d,enominación genérica de
te–
lesiadas,
tienen por
prin~ipa.l
ii'it_!lal la
chacarera,
danza que invariablemente
debe ser ejecutada por el promesante y la madrina ·de la criatura bautizada,
bebiendo ambos, .en cada vue]¡ta, una c·opa de caña fuerte
y
cantando coplas
tan sugestivas como éstas;
,r
La fiesta de Jos
pobr.esdura un instant
e;viva. la
Telesita,
la diosa errante.
Y justamente a la hoTa en que la
Tellesita
·desapar.eció de :la tierra la cere–
monia del
t~m·o
y
obligo
de los antigt{os pueblos lule-to•nocotés es tan ineví _
table como aquellas ofrendas a que hace referencia el p-adre T'e-cha en su auto –
rizada relación. Ricardo Rojas dice que Telesita. p·odría derivar
de~
los nombres
c·astellanos Teresa o
T~ésfora.
•·
...
...
..
~ -~
..........
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