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Además, los elementos que van antes de la raíz tienen con

fr~cuencia una significación aislada, según el sentido o giro que se im–

ponga a la voz.

Y

como falta el pasivo en los verbos -que. tienen a

su vez una sola

de~linación-

puede repetirse con Portnoy que el lu–

le-tonocoté presenta características especiales en su léxico, en la es–

tructura de sus vocablos y en su sintaxis.

Lizondo Borda es uno de los pocos investigadores contemporáneos

que ha logrado sacar utilidad a este abecedario. Pero sólo se ha con–

cretado a buscar con singular acierto la raíz y significado de varios

nombres toponímicos de la provincia de Tucumán. Falta una revalua–

ción igual de la toponimia de ·santiago del Estero, donde los tonocotés

eran gente de labranza, con sementeras de maíz, frijoles y zapallos

y -por qué no- algunos nombres de pueblos salteños o del Chaco

Austral. Quien afronte ésta empresa, tendrá presente que el vocabu–

lario de Machoni contiene muchas voces quíchuas y aymaraes y que

en plena región tonocoté se hablaba el

diaguita,

el

quíchua,

el

c·aca–

no,

el

indamás.,

el

sanavirona

y el

comechingón.

Los lules, por su par:..

te, llegaron a confederarse con los pobladores del valle de Humahua–

ca, los tonocotés de la llanura y los

isistinés, toquistinés

y

cristinés,

sus vecinos que hablaban indistintamente el lule y el tonocoté.

Estas últimas parcialidades, invadieron y saquearon en más de

una ocasión los pueblos calchaquíes. obligándolos a usar el amuleto

aymara

que

hemos mencionado en otro lugar y cuya figura está re–

producida en el dibujo co1·respondiente a la letra

z,

tomada de una

fotografía de Lafone Quevedo..

*

*

C

ARECE el alfabeto de Machoni de las siguientes letras caste–

llanas:

b, d,

f,

g,

j,

11,

r,

y,

z.

En el texto se verá que la

j

ha sido reemplazada por una h as.

pirada; la ll por

y

consonante y la r y z por doble s, que se pronuncia

con una sonoridad tan particular, que se hace reconocer ahora mis·

mo, por !a diafanidad y dulzura de la entonación, en el tratamiento

del lenguaje popular, rural y familiar de los santiagueños.

*

*

·'·

...

e

ONCLUSION. -

Hemos de agrega.r otras consi

deracion

es más

acerca de este modesto trabajo, en el cual se ha

trata.do

de dar

una idea general y uniforme del extenso y va

riado m

aterial

actual sobre el estudio de las culturas aborígenes a través de todos

los tiempos de la- historia sudamericana.

Por la índole especial del tema, en su forma

y

en su fondo, pudo

haber abarcado mayor extensión. Niveles más amplios. Pero habría

sacado el asunto de su verdadero terreno.

Nuevos conceptos, nuevas ideas son la proyección del espíritu en

ésta clase de investigaciones. Y no todo está ajustado a la verdad. ·Es

éste, precisamente, uno de los aspectos que más nos ha sorprendido.

El que nos indujo a trazarnos un plan que nos llevase a la misma fuente

por caminos fáciles y directos. sorteando con cautela las direcciones

cardinales que no fuesen absolutamente exactas. pero sin perderlas

de vista. Un plan, en síntesis, donde la exposición .del tema, sin pene.–

trar tampoco en el dominio del Vocabulario Comparado, tuviese en él

su clima natural, su relación bás:ica; complementada a su vez por una

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