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prendernos , por que ella existe. igualmente. en algunos idiomas euro–

peos. El autor de "El Lenguaje", presenta dos ejemplos interesantí–

simos para la correlación de éstas nociones generales. La palabra

francesa

leuer,

que traduce dos palabras alemanas,

miethen

y

ver–

miethen,

cuyos sentidos -dice- son opuestos y el verbo alemán

lehnen

que significa a la vez prestar y pedir prestado. Hay lenguas

-agrega- que emplean la misma palabra para decir vender y com–

prar y, recurriendo a las observaciones de Gabelentz en su "Chinesis–

sche Grammatik" recoge las voces

m

ái y m

ai del chino, que se dife–

rencian por una sencilla entonación,

co.mo

muchas palabras arauca–

nas. El bretón no tenía más que un

a mism

a palabra -informa tex–

tualmente- para verde y azul. Tal como en el guaraní, agregaremos

nosotros.

*

*

A

UXILIARES de esta investigación fueron los miembros de nues–

tra propia familia: mi madre. doña Carmen Virreira 9,e Abre –

gú, que domina el quíchua de Bolivia, su patria; mi suegra,

doña .Arcelia Medina de Mittelbach. que posee el quíchua de Santiago

del Estero <República Argentina) ; el ex gobernador de esta provin–

cia, don Domingo Medina, cuyos conocimientos del quíchua merecie–

ron más de una consulta de carácter lingüístico del actual arzobispo

de Cuyo, monseñor doctor Audino Rodríguez y O'lmos

;1

mi cuñado,

el musicólogo Domingo Mittelbach Medina. excelente quichuísta; el

señor Humberto Zamorano V., a quien se debe el hall azgo de una pa–

labra quíchua vinculada a la leyenda del cacuy; mi cuñada, señorita

Haydee Mittelbach, que desde S'an Martín de los Andes, (Neuquén).

donde desempeña el magisterio, ha tenido la gentileza de enviarnos

una important ísima lista de voc es recogidas p ersonalmente die sus

alumnos araucanos ; el amigo periodista Carlos Soruco, boliviano, con

sus aportaciones sobre el aymara; el maestro Lázaro Flury, con sus

envíos, consultas y aclaraciones sobre el araucano y el toba; mi tía,

doña Margarita Virreira

d~

Solis, con sus remesas. desde Cochabamba

(Bolivia) y nuestra propi

experiencia, adqtJirida en la ciudad de

Añatuya (Santiago del E stero), centro de aluvión donde el quíchua y

el guaraní son tan corrientes en el habla popular como el castellano

y el ára be.

Por este método y, anticipándonos a las resoluciones adoptadas

por el Primer Congreso Tndigenista reunido en Pátzcuaro México. en

Abril de 1940, se ha logrado la simplicidad y

conformid~d

de los al–

fabetos, evitando. en lo posible , el uso de diacríticos y diagramas in–

necesarios y substituyendo. -debído a las dificultades tipográficas ya

mencionad a~s .-

la

virgulilla,

el

rasquillo

o la

tilde

de los textos anti–

guos por el

acento

y la

diéresi&

que. a través de la\ evolución fonética

de algunos idiotnas a.borígenes influenciados por el castellano, reem–

plazan actualmente la articulación de aquellos signos sin denunciar

la ambigüedad acústica del cambio. Finalmente. se compulsaron todos

los trabaj os de lingüística general y comparada publicados hasta la

fech a , con el material acumulado.

El resultado de t a l disciplina nos ha llevado a conclusiones cier–

tamente apasionantes para el estudioso. La realidad potencial del hom–

bre americano no se afianza, exclusivamente, en la supervivencia de

la raza con los 23 . 000. 000 de indios que pueblan América. Está re–

flejada con mayor vigor en los caracteres fonéticos y morfológicos de

sus lenguas, incorporados no solamente en el castellano s.inó también

en el inglés. el francés. el alemán y el ruso.

El filólogo Miguel de Toro confiesa haber catalogado en su conocido

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