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i
ya nunca despues llovi6 ·alli. Dej6les solamente los rios de pia·
doso, para que se mantuviesen con regadio i trabajo. Sobrevino Pa–
chacamac, hijo tambien del Sol i de la Luna, que significa creador,
y
desterr6 a Con i convirti6 a sus hombres en los gatos, gesto de ne–
gros que hay; tras lo cual cri6 el de nuevo los hombres i mujeres
- como son ahora, i provey61E's de cuantas cosas tienen ".
Del Diluvio, dice que un tiempo llovi6 tanto que aneg6 todas
las tierras baj°as, salvandose solo U}lOS pOCOS hombres que Se man–
tuvieron en cuevas cuya entrada taparon, habiendo encerrado ani–
malE'.s tambien. Cuando ya no sintieron Hover hecharon fuera dos
perros y como volvieran limpios y mojados conociE'ron qu·e no habian
menguado las aguas; soltaron despues otros perros, los que volvie–
ron '' enlodados i enjutos, con lo que supieron que habia cesado de
llover i . saliE>xon a poblar la tierra" (pag. 34, t, II).
Estas fabulas son importantes por la analogia que tienen con
las antiguas tradiciones conocidas acerca de la creaci6n y del dilu–
vio.
MoLINA.-El clerigo Cristobal de Molina, el Cuzquefio, nos
ha
dejado una interesante
Relacion de las Fabulas
i
Ritos de los Incas
en la que nos ofrece varias noticias y oraciones usadas por los in–
dios.
Refiriendose a la tradici6n que del diluvio guardaba:n los an–
tiguos peruanos dice: '' . . que en el perecieron todas las gentes ....
ecepto un hombre y una mujer, que se salvaron en una caja de
tambor", que al retirarse las aguas fueron arrojados en tierra Hua–
naco (Huanuco
1),
mas dE>. setenta leguas del Cuzco. . . . que el Ha–
cedor de todas las cosas les mand6 quedasen por
mitimas,
y que alli
en tierra Huanaco, el Hacedor empez6 a hacer las gentes y naciones
que en esta tierra hay, y haciendo de barro cada naci6n, pintandoles
los trajes y vestidos que cada uno habia de traer y poner ... y que . .
a cada naci6n di6 la lengua que habia de hablar y los
cantos
que ha–
hian de cantar (pag. 6).
Aqui Molina hace remontar hasta el origen del hombre en Ame–
rica el principio de estos cantos, de ensefianza divina.
Tratando de los meses del afio, al ocuparse de Julio dice:
" ..... y
asi mismo toda la gente popular hacia la fiesta Hamada
Ilhiiayra,
porque asi se llama el canto que se hacia pidiendo al Ha–
cedor le diese buen aiio".
Hace rE'.ferencia, en seguida, de un cantar llamado
huari
(
o
h11,aylli,
como aclara una nota del doctor Urteaga, pag. 64),
y
del
taq1ii.- ''
El
taqui
era el canto para la danza-dice el mismo anota-